Pero en caso de que esto procediera, habría un problema. Para empezar los “pejezombies” que decidieran una quema de libros del Nobel peruano, deberían tener libros de Vargas Llosa, y eso se ve difícil. El perfil de los “pejezombies” no es precisamente el de lectores de libros. Si leyeran libros serían más abiertos a la crítica.
Cierto que millones de seguidores de AMLO son lectores, pero por lo mismo no quemarían libros, porque los aman. Aparte, los libros de Vargas Llosa no necesitan quemarse, los que han leído libros de este autor saben que sus obras solitas se queman entre las brasas del tedio. Algunas novelas son insufribles; para qué quemar lo que el tiempo se ocupara en convertir en cenizas.