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La carreta tricolor de Meade no jala; ¿sacrificarán a Rosario Robles o a Karime Macías?

En la mitología mexica, el sacrificio era el recurso humano para salvar al universo de su destrucción. Con el sacrifico de un ser humano se podía asegurar la supervivencia del Sol y con ello la vida misma del imperio. El Tlatoani, junto con sus consejeros y sacerdotes, elegían con sumo cuidado al ser que sería sacrificado. Tenga por seguro que el presidente Peña Nieto, en su papel de Tlatoani, junto a sus asesores de Staff y de partido, están pensando si será necesario el sacrifico de Rosario Robles o, en todo caso, el de la esposa del gobernador más odiado, nos referimos a Karime Macías, la esposa de Duarte de Ochoa.

Es un hecho que la campaña de José Antonio Meade Kuribreña no prende; sus propias encuestas demuestran que la campaña está más muerta que unan ballena encallada. El desencanto entre la propia militancia lo demuestra. Cada vez les cuesta más llenar los foros donde se presenta el exsecretario de Hacienda.

Por eso no suena descabellado que la cúpula sacerdotal tricolor, junto a su cada vez más disminuido Tlatoani del Palacio de Los Pinos, esté pensando dar un golpe seco con el sacrificio de Rosario Robles, ama y señora de los capitales fantasmales de Sedatu y Sedesol. O en todo caso, busque congraciarse con los electores mediante la detención de la jefa del Clan de las Tortas de La Rielera. Aunque el golpe mediático debe ser bien medido, ya que estas palomitas sacrificables pueden abrir el pico antes del sacrifico.

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