La impunidad pudre las democracias, es un cáncer que desalienta a los ciudadanos. Resulta inverosímil para los veracruzanos que a sujetos que los agarraron con las manos en la masa anden cínicamente caminando o gastando lo que robaron sin pagar con cárcel su delito. La impunidad en México es una realidad que duele y desgasta a las instituciones. Es una excepción de castigo o escape de la sanción que implica una falta o delito.
Es cierto que nadie puede ser declarado culpable hasta que, mediante un juicio, se compruebe lo contario. Sin embargo, existen casos de personas que estuvieron como los cerdos, batiéndose en el chiquero de corrupción. Personas que andan como fantasmas errantes, gastando lo que robaron, sin embargo, el hedor y la peste de la corrupción no lo pueden ocultar ni con Hermes Faubourg 24.
Karime Macías es una de las mujeres que hasta el momento se ha carcajeado de los sistemas de justicia mexicanos. Es cierto que su barbudo y regordete marido ya está rapado y vestido de naranja como un preso común y corriente, no obstante, hasta el momento, y a pesar que todas las flechas apuntan hacia ella como el cerebro intelectual del mayor saqueo en Veracruz, anda por la Europas, muy fashion, como una verdadera socialité gastándose el dinero que robó a los más pobres del estado. No cuenta con ningún amparo y ni se preocupa ni se inmuta. Señores, eso es lo que se puede comprar con la impunidad.
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