En este país todo mundo tiene derecho a denunciar, pero una denuncia no hace culpable a nadie, a menos que ante un juzgado se pruebe la culpabilidad de esa persona. En este país hasta Duarte, quien está preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, denunciado por ocasionar un gran desfalco en Veracruz, tiene derecho a denunciar; y lo hace. Desde su prisión, asesorado por sus abogados, Javier Duarte denunció al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero.
¿Sus pruebas? Pues reportes periodísticos, particularmente el reportaje de ONEA, organización de Carlos e Iván Gidi que en algún momento también denunciaron a Javier Duarte como un modo de presión para que les pagara los millones que les quedó a deber, cosa que nunca funcionó. Y ya aprovechando el viaje Javier Duarte, el recluso, también acusó a Jorge Winckler de ser el abogado particular del gobernador a quien, dice Duarte, protege de las acusaciones en su contra.
¿Cuál es el propósito de esta demanda? Por supuesto sabemos que no prosperará. Sin embargo, algo se trae el exgobernador, quien tiene muchos ratos de ocio en prisión, maquinando vaya usted a saber cuántas locuras.
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