Para pensar un poco en eso nos gustaría citar a Jorge Luis Borges. Él dijo en “El jardín de senderos que se bifurcan” lo siguiente: «Pensé que un hombre puede ser enemigo de otros hombres, de otros momentos de otros hombres, pero no de un país: no de luciérnagas, palabras, jardines, cursos de agua, ponientes».
Las filias y las fobias políticas no nos deben alejar de los demás, y si nosotros arrojamos improperios a diestra y siniestra en contra de quienes siguen a uno u otro candidato nos estamos enemistando con ellos. Hay que saber administrar nuestros corajes y evitar agredir al prójimo que no es el que piensa como nosotros, sino también el que disiente de nosotros.