El titular de la seguridad de los veracruzanos, el encargado de velar por la integridad e intereses de los veracruzanos, siempre estuvo al margen de la ley. Hoy con la detención de sus principales colaboradores y un grupo de policías, se corrobora la complicidad y corrupción en la que se batieron Bermúdez y sus secuaces.
Es cierto que existe la presunción de inocencia, pero la evidencia y denuncias existentes en contra de estos sujetos los hunden, y seguramente hundirán más al que fue su jefe quien, por cierto, a cómo va su juicio, pasará muchos años bajo la sombra.
Al menos ya tendrá con quien jugar domino tras los muros del imponente penal de Pacho Viejo. Por cierto, se sabe que en camino vienen otras detenciones, así que sería bueno que las autoridades del penal compraran otros colchones para tan distinguidas personalidades que pronto alojarán.