Al parecer López Obrador y Cuitláhuac van a ganar

Andrés Mannuel López Obrador y Cuitláhuac García Jiménez FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Flores Martínez / Hace unos días un buen amigo me comentó que ya lo está convenciendo López Obrador; le respondí, que me daba mucho gusto, pero que además de convencerse, lo mejor que podía hacer era acostumbrarse, pues, lo más seguro es que lo tengamos muchos años en el poder.

Es indiscutible que el cambio de estrategia, en esta tercera ocasión, le ha dado grandes dividendos en simpatías y adhesiones, hoy parece que todos quieren sumarse al proyecto lopezobradorista y permanecer en la pista de la política del lado del que se observa como claro ganador.

Lo anterior es a nivel nacional ya que en lo referente a la elección a gobernador, aunque en una proporción mucho menor, la tendencia es bastante parecida, el rival a vencer será Cuitláhuac, y los otros dos candidatos tendrán que meter el acelerador a fondo si quieren hacer algo o mantenerse en la lucha. Para Cuitláhuac solo será surfear la ola morena, no cometer errores importantes y esperar que Andrés Manuel no caiga por un error ocasionado por la soberbia o confianza de creerse ganador antes de tiempo.

Por ejemplo, Pepe Yunes se siente frío y alejado, yo mismo he intentado contactar a su equipo para una entrevista y no han dado el menor aviso de interés; de Miguel hijo, pues él sabe que cuenta con la maquinaria del estado, pero creo que tiene una serie de compromisos que harán muy complicada su campaña.

A diferencia de elecciones pasadas, en esta ocasión los candidatos a diputados y senadores, más que coadyuvar en votos, van a representar un serio problema, ya estamos empezando a ver impresentables sumándose a las campañas y eso, tendrá un gran costo en votos.

No veo la forma que puedan revertir la diferencia que tienen con Morena, menos si no hacen un cambio total de estrategia y se acercan a los ciudadanos con una táctica más estructurada. Además, deben tomar el tema de la lucha frontal contra la corrupción como eje central de sus campañas, es la fórmula que utilizó Miguel Ángel Yunes Linares para ganar la gubernatura y que, sin duda, sigue siendo la principal agenda nacional y estatal.

Regresando a la platica con mi amigo, también le dije, que no creo en liderazgos unipersonales y mucho menos en soluciones fáciles; la corrupción, le comenté, no es el problema de nuestro país, más bien es uno de los síntomas de un sistema político deficiente y la visión de ejercer el poder poco democrática que tienen nuestros políticos, mientras no cambiemos como sociedad, seguiremos produciendo líderes déspotas, autoritarios y corruptos.

Además, agregue a la platica que, tengo claro que, la mejor manera de garantizar que la economía de un país funcione, es que los políticos no intervengan en ella. Intervenir en el mercado nunca ha dado buenos resultados y estoy convencido que nunca los dará, limitar lo derechos a la propiedad privada es la receta perfecta para la quiebra de un país, así como repartir riqueza en vez de crearla.

No estoy diciendo que las cosas ahora están bien, por el contrario, crecemos muy poco y muy mal, somos un país terriblemente desigual, donde la mitad de los mexicanos no existen y solo unos cuantos gozan de los privilegios pagados por todos.

El día que un candidato, el que sea, nos prometa que luchará por un México donde un niño indígena del municipio más pobre del país tenga las mismas oportunidades que un niño de las Lomas de Chapultepec, seremos el México de todos y para todos, seremos un país más igualitario y justo.

Pero ninguno de nuestros políticos esta dispuesto a renunciar a sus privilegios o a dejar de heredarlos, esa es nuestra tragedia nacional, pensamos que vivimos una democracia, pero las democracias no pueden evolucionar plenamente en sociedades tan tremendamente desiguales como la nuestra.

Y es que, justamente en sociedades tan desiguales como la mexicana, se necesitan políticos plenamente democráticos para transformar positivamente la realidad, de otra forma, todo permanecerá igual o peor. Como escribió en algún momento Immanuel Kant: “Entonces, imperará la justicia, y la equidad, no por obra de la autoridad pública, sino en virtud de la propia conciencia de los ciudadanos”.

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