Édgar Hernández* /
“¡123 denuncias por desvío de recursos!”, Antonio Portilla
El Organo de Fiscalización Superior, ORFIS, corre el maquillaje de la brutal realidad que vive Veracruz tras el paso de los terremotos Fidel y Javier.
Luego de dar a conocer un desfalco superior a los 35 mil millones de pesos de parte de la administración de Javier Duarte, ante el Congreso del estado el Auditor General de ORFIS, Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, da cuenta de 139 denuncias por desvíos y el brutal adeudo gubernamental en contra del Instituto de Pensiones que alcanza los ocho mil millones de pesos.
Y es ahí justamente donde está el punto de quiebre.
Es donde se encuentra la explicación al empobrecimiento que vive la familia veracruzana que hoy alcanza a la clase media que no tiene para la supervivencia del día a día.
A los 500 mil nuevos pobres que incorporó la pobreza extrema, según INEGI, hoy se suma lo nunca visto en donde la clase media baja, media y media alta trae problemas serios de liquidez. No hay dinero ni para el pago de servicios ni la alimentación del día a día.
Lo dicho pues por Lorenzo Antonio Portilla ante diputados obliga a una seria reflexión.
La realidad y los números apuntan, en solo un tema, a que los Organismos Públicos Descentralizados y el Gobierno del Estado adeudan al Instituto de Pensiones del Estado (IPE) 8 mil 713.1 millones de pesos por concepto de cuotas y aportaciones.
Ello significa, ni más ni menos, que por más esfuerzos que haga el gobierno del estado va a estar en hebreo resuelva un tema que atropella a decenas de miles de jubilados y pensionados que mes con mes forman largas filas en los bancos en espera de una justa remuneración al trabajo de toda una vida, que nomás no llega.
Todo ello, desde luego, sin considerar –nos recuerda el responsable de ORFIS- que en las auditorías al IPE se detectó en su Cuenta Pública 2015 desvíos de recursos de la reserva técnica por mil 439.8 millones de pesos, 2 mil 700 millones de pesos y por 240 millones de pesos por la Cuenta Consolidada.
En ese escenario el propio ORFIS no tuvo más camino que presentar las denuncias penales correspondientes.
En otro escenario el multicitado organismo adelanta que para la revisión de la Cuenta Pública 2017, la primera del gobierno de Miguel Angel Yunes y la última de los gobiernos municipales que recién concluyeron funciones, el ORFIS y la Auditoría Superior de la Federación (ASF), realizarán 12 auditorías coordinadas a los aportes por participaciones federales que son multimillonarios.
Así, en el marco de esas auditorías es de desearse, de verdad, que Yunes Linares y los ediles salientes estén limpios, que no hayan actuado con corrupción ya que el río suena sobre pérdidas multimillonarias de recursos en el breve gobierno de Yunes Linares.
Respecto al Grupo MAS que opera el servicio de agua potable en Veracruz-Medellín de Bravo, ORFIS descubrió una cloaca al señalar que en las Cuentas Públicas 2015 y 2016, se realizaron dos auditorías encontrando que la modificación al título de concesión se contrapone a lo estipulado originalmente al título otorgado al Grupo MAS “toda vez que se pretendía autorizar a la concesionaria contratar un crédito para pagar los pasivos del extinto SAS, lo que se contraponía al título de concesión otorgado al Grupo MAS”.
O sea, todo un desaseo en un procedimiento que apesta.
Por ello, se exhortó al titular del Instituto Metropolitano del Agua para que en ejercicio de sus funciones, realice las modificaciones correspondientes y determine las responsabilidades y sanciones que en derecho corresponden.
ORFIS es pues, la pieza clave en la lucha contra los delincuentes de cuello blanco y aquí lo importante, desde luego, es encomiar las medidas conducentes como parte del Sistema Estatal Anticorrupción en donde esta entidad, o sea Orfis, emite políticas públicas que permitan contener los actos de corrupción.
Asimismo “se impondrá eficientar el ejercicio de los recursos públicos, impulsar la rendición de cuentas y la transparencia para lograr que haya una coordinación entre los entes estatales que permitan una mejor la administración pública”, ha dicho Lorenzo Antonio Portilla.
Todo ello es un avance.
El otro, que no toca a ORFIS, es regresar a Veracruz la paz social en un marco de generación de empleo.
Y es que de verdad da pena salir a la calle, platicar con amigos o la misma familia y encontrarse con que se quedaron sin empleo; que ya empeñaron lo poco que les queda de valor; que dejaron de pagar la tarjeta; que ya se deshicieron del autos y el plasma; que ya empeñaron el reloj o la computadora y que la hipoteca de la casa se quedó bailando.
En esta cuesta de enero que se alarga a buena parte del año, se percibe la desesperación ciudadana en el marco de la inmovilidad gubernamental más empeñada en mostrar una cara del no pasa nada cuando la realidad apunta que está pasando algo y muy grave.
En Veracruz se está transitando de la desesperanza a la desesperación. ORFIS, por lo pronto, ya puso el dedo en la llaga.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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