Hay una fotografía reveladora donde se ve tirado en el suelo a Marco Antonio Sánchez Flores; los policías, según testigos, lo golpearon y se lo llevaron. Marco Antonio no se resiste, hay un gesto en él, como de alguien que soporta el dolor. Un policía con casco le habla y le tiene la mano puesta; no se sabe si le advierte algo, no se sabe si tiene la intención de seguir golpeándolo.
Otro policía está parado; sus pies están cerca de la cabeza rapada del joven de 17 años. Los 17 años de Marco Antonio en el suelo y los dos policías con casco, chaleco antibalas y armas de pie. Los policías se lo llevaron y ahora quieren hacer creer que al joven lo dejaron en libertad. Si lo iban a dejar libre, ¿entonces para qué se lo llevaron? ¿Por qué no quisieron que su amigo, con el que quedó de verse en la terminal del Metrobus Rosario, se fuera con él?
Al joven que tomó la fotografía tampoco lo han mandado llamar. En este caso no espere usted que sea la propia policía quien esclarezca el caso; el caso de Marco Antonio Sánchez Flores lo debe solucionar la máxima autoridad; si dejan que la policía se salga con la suya, arderá la Ciudad de México.
Comentarios