Según la Enciclopedia Libre, o sea Wikipedia, define la palabra mercenario como soldado o persona con experiencia militar que lucha o participa en un conflicto bélico por su beneficio económico y personal, normalmente con poca o nula consideración en la ideología, nacionalidad, preferencias políticas o religiosas con el bando para el que lucha. Esta definición describe a la perfección a varios personajes de la política veracruzana.
Ejemplos en el estado tenemos hasta para echar pa’ arriba, ahí está Sebastián Reyes, el diputado que dejó Morena según porque no le daban jugada; Renato Tronco Gómez es otro que ha recorrido partidos según su propia conveniencia y que ahora alquila sus servicios; Eva Cadena, la de las bolsitas, es otro espécimen legislativo que, después del affaire ante las cámaras, sólo se ha dedicado a golpear al partido que la llevó al Congreso y tal vez tenga algo de razón, desde que se hizo famosa, sus excompañeros, incluida Roció Nahle, le retiraron el saludo, la expulsaron del partido y sólo se dedicaron a enseñarle las uñas.
La otra es la diputada que le gusta viajar en aviones, nos referimos a Judith Sheridan, diputada que se salió de Morena para ser candidata de papel a gobernadora por el partido turquesa, quien, por cierto, revela que algunos morenistas se reunieron con el malogrado exgobernador, Javier Duarte. Ni hablar, mercenarios de la política hay hasta para regalar, sólo es cuestión de llegarles al precio.
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