Zaira Rosas / Me encanta compartir, lo hago desde muy pequeña, por supuesto no mis películas ni mis libros, esos si los compartes rara vez regresan, aunque siempre me ha encantado hablar de ellos. Quizás en una que otra ocasión hasta eso he compartido si lo he llegado a considerar necesario, pero en realidad lo que más comparto no tiene precio, no son bienes materiales que alguien pueda adquirir y compartir no me ha costado nada, al contrario, me ha dado grandes riquezas, en ocasiones un gracias sincero, una sonrisa, nuevos amigos o datos que desconocía por completo.
Desde momentos que ni yo recuerdo se rumora que me gustaba compartir mis aprendizajes, llegaba a cantar “solecito” a quien ni siquiera conocía pero ya amaba más que a nadie, compartí con él la tabla de multiplicar del cero porque sabía que hacerlo era la forma de darle otro panorama a mi hermano, de lograr que aventajara al mundo con una fórmula tan sencilla como que todo era siempre cero, esa simple fórmula compartida me hizo sentir la mejor maestra durante mucho tiempo y estoy segura que él se sintió el ser más inteligente y hoy en día en realidad lo es.
También compartí con mis padres cada uno de mis días, ellos me brindaban sus puntos de vista, nuevas palabras que atesoré como mías y que me ayudaron a buscar nuevos datos, nuevos panoramas y otros sueños por perseguir. Con mi familia siempre compartí con emoción una película o un libro nuevo, porque en ellos encontraba historias que me cambiaron la vida. Gracias a una de mis tías descubrí a Leonora Carrington y en el momento que ella compartió conmigo la historia de esta gran pintora, ella quizás no lo supo pero transformó el rumbo de mi vida, me hizo querer brillar en lo que sea que hiciera y seguir siendo grande.
Pero si alguien ha compartido conmigo tanto han sido mis queridos padres, me han compartido la vida, su fe y su impulso para seguir creciendo, todo lo que sabían me lo han transmitido, me han dado nuevas posibilidades y también retos, pero siempre con un amor y apoyo infinito que pocas veces se experimenta.
¿Por qué les cuento esto? porque tengo la dicha de celebrar un año más de vida y con ustedes mis queridos lectores he compartido todo lo que puedo, mis puntos de vista, mis experiencias de vida, los libros, las series y las películas que me han maravillado de distintas formas, creo firmemente que todo lo que soy es la suma de las personas en mi vida, de todos aquellos a quienes amo con todo mi ser, de mis amistades, las personalidades que he tenido oportunidad de toparme y los descubrimientos que a lo largo de los años he hecho.
Hoy celebro infinitamente a la vida, el anhelo de seguir contando todo al mundo, de no callarme nada y compartir mis ideas, mismas que si he tenido suerte han llegado a más de uno, con las cuales he tenido la dicha de recibir sus comentarios y me he emocionado en múltiples ocasiones cuando se atreven a compartir conmigo sus puntos de vista porque sus críticas y felicitaciones siempre me ayudan a crecer, a mejorar distintos aspectos y repensar en ocasiones si mis reflexiones eran realmente adecuadas.
¿Todo es cuestión de compartir? Sí, si cada día nos atrevemos a brindar un poco o mucho de nosotros a los demás generamos una cadena de aprendizaje, de superación e incluso de nuevos retos, no seamos egoístas con todo lo que somos, lo que sabemos y lo que tenemos. Más personas tienen derecho a deleitarse con aquello que nos ha maravillado, brindemos a otros la oportunidad de ver el mundo como lo hacemos a través de nuestras pupilas, que otros tengan la dicha de conocer lo que hemos descubierto, compartiendo con los demás, nuestro mundo nunca vuelve a ser igual, cuando las alegrías se comparten se vuelven infinitas, sin embargo si se hace lo mismo con las penas, con las preocupaciones y los problemas, todo ello disminuye.
¿Tienes miedo a que te roben las ideas? ¡No!, las ideas no se roban, evolucionan y nadie va a hacer lo mismo exactamente igual, en algún curso un ponente decía que él siempre dejaba que otros copiaran su sistema, porque así lo obligaban a ir tras nuevas formas de hacer las cosas y eso es lo que más falta hace en nuestro entorno, encontrar nuevas formas que resuelvan los problemas, como la persona que haya creado popotes comestibles para evitar la contaminación en mares y atentados contra otras especies o cada descubrimiento que nos ha maravillado también surgió de la inspiración que tuvo gracias a alguien más. Seamos cómplices de compartir este espacio y cuidemos de él, porque sobre nuestro planeta más de uno comparte eso que llamamos vida.
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