El problema del ambulantaje en las grandes ciudades no se va a resolver con discursos de buena voluntad. El problema desde siempre ha superado a las autoridades que no logran poner freno a la ocupación de banquetas por parte de los vendedores ambulantes, y cuando se deciden a hacerlo, en las redes sociales son acusados por represores. El ambulantaje es un problema social que empieza con las pocas oportunidades que tienen las personas para conseguir un trabajo bien pagado en un centro laboral establecido.
Ante la necesidad de llevar el sustento a su hogar muchas personas se ven obligadas a vender en las calles algunos productos. Ese ambulantaje es con el que se podría dialogar, al que se le podría buscar una mejor salida. Pero existe otro ambulantaje, el de los líderes que sacan provecho de colocar a los vendedores ambulantes en cualquier esquina, como si éstas fuera de su propiedad.
Hay verdaderas empresas atrás de algunos negocios ambulantes de fruta, helados, souvenirs e incluso con las mujeres indígenas que venden ropa supuestamente artesanal; atrás de estas personas existe una mafia que maneja a los ambulantes a su antojo. Al final, los gobiernos municipales son con éstos con los que negocian.
Comentarios