Dice el dicho que «el que nada debe, nada teme». Es por ello que cuando seamos detenidos por un retén de la policía para revisión, lo mejor que podemos hacer es colaborar con los elementos de seguridad que están precisamente en esa labor para resguardar nuestra seguridad. Ni hay que ponernos prepotentes (a mí no me revisas porque yo son amigo o hijo de fulano de tal) ni hay que ponernos nerviosos ni hay que hacerles más difícil el trabajo a los policías.
Con la confianza de que no estamos infringiendo ninguna ley, seguiremos las instrucciones de los policías y por qué no, hasta deberíamos agradecer la labor que están realizando. Por supuesto, si somos testigos de algún abuso, si sufrimos algún abuso por parte de los elementos del orden público, haremos bien en hacer la denuncia a las autoridades competentes, y las autoridades competentes deberán investigar el caso y de ser necesario tomar cartas en el asunto.
Para que los retenes funcionen y para que tengamos confianza en ellos, debe haber cooperación de las dos partes. En todo caso, los retenes sólo serán una molestia para los ciudadanos y una oportunidad para que las autoridades abusen.
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