«Si algún día soy candidato a algo prometo no hacer o pagar esos grandes desayunos de precampaña, prometo que si soy un “candidato ciudadano” no haré lo mismo que esos partidos viejos que son parte del problema que vivimos, prometo no aceptar reuniones a donde la gente vaya por compromiso y no por convicción, prometo ESTUDIAR para SABER que ahí está la diferencia entre Kumamoto y “El Bronco”, prometo no tratar a mis amigos como acarreados, prometo la coherencia de no hablar sin saber para no ser y entonces sólo parecer. Justo en esos compromisos está la diferencia entre un proyecto con ideología social de cambio real y uno de simple ego con interés económico».