Roselia Barajas: a succionar a Morena

Roselia Barajas FOTO: DIARIO DEL ISTMO
- en Opinión

Mussio Cárdenas Arellano /

* Otra vez tras la diputación  * Y a Mónica Robles la senaduría  * Jugar con la izquierda y cobrarle al PRI  * Eva Cadena vuelve al Congreso  * Caballero y sus ediles, casi a los golpes  * Los tatahuis: 18 millones a espaldas del fisco  * GEN-33: los pozos del fraude  * En siete días Carranza valió  * “A nombre de Rocío” trafican documentos apócrifos

Una máscara, la de la izquierda, le viene a modo a Roselia en su vida de oropel. Con ella fue diputada en los días en que militó en el PRD y con ella obtuvo —y obtiene— del PRI riqueza y prebendas, vía publicidad oficial, vía relaciones con la mafia del poder. Hoy usa a Morena para volver al Congreso federal.

Tan gris en su hablar, tan transparente que ni se ve, Roselia Barajas de Robles Martínez ni huele ni hiede en el escenario social, ni pinta en la lucha de clases, ni concita el aplauso de los militantes del Movimiento de Regeneración Nacional.

Con un centralazo, Andrés Manuel López Obrador la impone en la candidatura a diputada federal por Coatzacoalcos, el distrito donde los unos la repudian y otros se preguntan de donde salió.

Propuesta por la cúpula de Morena —o sea, el Peje—, la matriarca del Clan de la Succión, los Robles-Hillman, dejó en el camino a tres ilusas que concibieron que la democracia pejista era real: Tania Cruz, ex candidata de Movimiento Ciudadano a legisladora federal; Raquel Díaz Páez, que pudo ser regidora municipal y no fue, y Patricia Hong.

A las tres se les citó en Xalapa sólo para comunicarles que el resultado de la encuesta favoreció a la ignorada y desconocida Roselia Barajas. ¿Quién habrá realizado el sondeo? ¿Qué empresa habrá medido la “popularidad” de la esposa del propietario de Diario del Istmo y el consorcio periodístico de la familia Robles? ¿Con qué metodología? ¿Cuántos encuestados? ¿En qué sectores del distrito? ¿Bajo la supervisión del Instituto Nacional Electoral? ¿O es una encuesta ficticia?

Roselia, la matriarca del Clan de la Succión —le chupan al PRI, le chupan al PAN, le chupan al que se les ponga enfrente—, ya fue diputada federal, bendecida por Cuauhtémoc Cárdenas en 1997, acuerpada por las tribus perredistas que solían llevar al Congreso lo gris y lo peor.

No cachó un sólo voto. Inscrita en la lista plurinominal, en un espacio reservado a un joven, la madura Roselia Barajas de Robles Martínez encontró su nicho en la izquierda sin nada medianamente digno que se pueda recordar. Ahí vegetó los tres años que duró su beca.

De tiempo atrás, los Robles se habían doctorado en el arte de pregonar la igualdad y protagonizar la desigualdad. Presumía doña Roselia su filia a la izquierda y vivía a plenitud con la millonada que el PRI, los gobiernos de la Revolución, la mafia del poder le soltaba a granel.

Crítica acérrima del sistema que despoja y empobrece, el PRI en el cenit de la historia nacional, la señora de Robles Martínez tenía dos amigos sin par: Heberto Castillo, líder en el Movimiento Estudiantil de 1968, luego dirigente del Partido Mexicano de los Trabajadores, y Fernando Gutiérrez Barrios, gobernador de Veracruz, antes jefe de la policía política, dueño de la Dirección Federal de Seguridad, represor de los movimientos sociales de los 60 y 70, el doble espía, de la CIA y de Cuba, según el periodista Raymundo Riva Palacio e informes desclasificados del gobierno norteamericano.

Su bandera es la izquierda y su realidad es la mafia del poder, los ayuntamientos del PRI y gobiernos de Veracruz que por tres décadas han destinado cientos de millones de pesos al consorcio periodístico de la familia Robles, vía la compra de espacios de publicidad y otras dádivas, ya sea a Diario del Istmo, Imagen de Veracruz, Imagen del Golfo, Llave, con sus S.A., Editora La Voz del Istmo y otras fachadas más.

Sin liderazgo, sin trabajo social, Roselia Barajas sólo sirve para la tenebra y la intriga. Terminado su encargo en San Lázaro, no tuvo más brillo que el de hostigar a las tribus rivales y pugnar porque el PRD postulara candidatos débiles, a modo, dividiendo al perredismo, que le garantizaran el triunfo al PRI.

Jesús Hernández Tea, Amado Cruz Malpica, Rodolfo de la Guardia Cueto, Roberto Ramos Alor degustaron el sabor de la derrota mientras al Clan de la Succión le llovían recursos públicos, las dádivas del priismo, vía publicidad, contratos de servicios, cargos en la estructuras de poder.

Siendo aún perredista, Roselia Barajas dio muestras que también sabe traicionar. En 2009 jugó la carta de Convergencia por la Democracia, hoy Movimiento Ciudadano, postulando a Antonio Williams para diputado federal, con su consabida derrota.

Relatora del “gobierno legítimo” y otras ocurrencias de Andrés Manuel López Obrador, Roselia Barajas de Robles se fue perdiendo en el olvido, relegada en el PRD, apenas mostrando el rostro cuando el Dios Peje llegaba a Veracruz.

A duras penas pudo conformar un comité de Morena en Coatzacoalcos, un comité espurio, luego de tumbar a los que habían sido electos con el voto de sus fundadores.

Y más tarde, para operar e imponer candidatos, atropellado los estatutos de Morena, la cúpula pejista maniobró y desconoció a los comités electos.

Su operadora, Rocío Nahle García, perdió la elección a diputada federal en 2012, pese al efecto Peje, pese a obtener una abrumadora votación en los comicios de Coatzacoalcos. El marcelismo que impulsaba a Joaquín Caballero, la venció.

Tres años después, en 2015, la pupila de Roselia Barajas ganó la elección con casi la mitad de los votos. Esa vez, el marcelismo operó en contra, lanzando voto de castigo al priista —por un tiempo panista— Rafael García Bringas, del Clan de Javier Duarte.

Va la matriarca del Clan de la Succión por la silla de Rocío Nahle, como el juego de las comadres que con tanta inquina le fustigaban a su acérrima enemiga, Gloria Rasgado Corsi, la dirigente del PRD que le allanó el camino a Roselia Barajas para que en 1997 fuera diputada federal, y a la que en pago le vaciaban descargas y metralla en las páginas de Diario del Istmo.

Otra trapecista del roblismo, su hija Mónica, esposa del ex alcalde de Coatzacoalcos, Iván Hillman Chapoy, apunta a ser senadora. Lo pregona el tal Federico, antes a sus pies, su corifeo en los días en que servía al Clan de la Succión.

Cuenta que Mónica Robles —bautizada como Lady Cruditas tras un desliz verbal en el Congreso de Veracruz— será suplente de Rocío Nahle en la candidatura de Morena al Senado. 

Rocío Nahle forma parte del gabinete propuesto por AMLO. De ganar el Dios Peje la presidencia de México, ocuparía la Secretaría de Energía. Y Mónica Robles accedería a su escaño senatorial.

Si alguien concita rechazo dentro y fuera de Morena, es Mónica Robles. La repudia el priismo que tuvo que darle su voto en 2013, so pena de enfrentar la ira de Javier Duarte. La rechaza el perredismo que sabe de su traición. La desdeñan los fans de Morena que en el informe de actividades de Rocío Nahle le prodigaron un abucheo fenomenal. La desprecia un amplio sector del electorado de Coatzacoalcos que ve en la heredera del Clan de la Succión una prolongación del ivanismo que llegó para servirse del poder.

Usan Roselia Barajas y Mónica Robles la máscara de la izquierda para su vida de oropel, hablando de la desigualdad y la mujer golpeada, del pobre y el desamor, del daño al ambiente y la estadística del feminicidio, mientras la mafia del poder, el priismo con el que se hablan, el fidelismo y el duartismo que les encumbró, les da riqueza y les da prebendas.

Lo nuevo será succionar a Morena.

Archivo muerto

Libre de todo, Eva Cadena vuelve al Congreso. Cobrará desde ahí las cuentas que le guarda a Rocío Nahle, a Amado Cruz Malpica, al mismo Peje López Obrado, la élite de Morena que se le fue encima cuando apareció en los videos del periódico El Universal, en una operación de dinero que tenía como fin exhibir a Morena y al mismo candidato presidencial. Tildada de corrupta, traidora, Eva Cadena nunca inculpó a Andrés Manuel López Obrador; al contrario, lo exoneró, lo libró de cualquier sospecha mientras sentía los golpes del sable de la diputada Rocío Nahle, que implicaba al fidelista Erick Lagos, a la hermana del fiscal Jorge Winckler, al PRIAN, al gobernador Miguel Ángel Yunes, encubriendo con un ardid, con un distractor, que la celada se fraguó en el seno de Morena, con personajes cercanos al hoy alcalde de Coatzacoalcos, Víctor Manuel Carranza Rosaldo. Sábese que en breve, cuando la temperatura política llegue al máximo, Eva Cadena le cobrará la factura a Rocío Nahle y al Peje, y se conocerá lo que hubo tras la trama de los videos. Por lo pronto, Eva ya está en el Congreso de Veracruz… Ni tan Caballero, Joaquín cerró su gestión con bravatas y reclamos, con la ira en los ojos, una amenaza, un sainete, la última confrontación con los ediles. Tan bipolar como Marcos Theurel, su antecesor, el presidente municipal de Coatzacoalcos estallaba en la última sesión de Cabildo, en su oficina del edificio de Tesorería, ante la exigencia de pago de la última quincena y el aguinaldo a los ediles, y la última quincena y aguinaldo del personal de confianza. Confrontaba Caballero al regidor José Antonio Chagra Nacif, que habló por otros que minutos antes, en corto, iban calentando el ánimo. Y se desbordó el aún alcalde. Reveló arreglos, acuerdos en las sombras, préstamos personales, dádivas y prebendas. Y escuchó en respuesta lo que sus ediles hacían por él: el dedo en alto, siempre en alto, aprobando los estados financieros, las peticiones al Congreso de Veracruz, el silencio ante la crítica, la amnesia del regidor de Hacienda Municipal, una oda a la complicidad. Unos abandonaron la sesión, molestos “porque ya estamos grandes para que nos quieran regañar”; otros, atestiguando la descompostura del aún alcalde —Theurel bis—, que insistía en que no había recursos y de ahí no se movió, y Pepe Chagra alzando la voz por otros que atizaron la hoguera y luego prefirieron no hablar. Hubo dinero días después, vía Banobras, unos 140 millones de pesos, usados en parte para pagar a proveedores y constructores del clan, los amigos de Joaquín Caballero. Una de las partidas llegó el 26 de diciembre y fue por 77 millones. Pero a los ediles ya no les tocó. Y a un buen de proveedores tampoco… Dos bombas próximas a estallar: los tatahuis de Morena y sus 18 millones 250 mil pesos cobrados con recibo simple, sin requisito fiscal, según datos del Órgano de Fiscalización Superior (Orfis), lo que los convierte a los morenistas en evasores, y los pozos de agua salada y tubería oxidada con costo de 800 mil pesos pero facturados por la compañía GEN-33 —la misma de los cuartos de Sedatu— al ayuntamiento de Coatzacoalcos en casi 100 millones de pesos. Más que un fraude, un atraco tipo Duarte. Dos bombas de muchos kilotones que están por venir… Siete días y Víctor Carranza ya valió. Soberbio como es, paga hoy el precio a su ignorancia en el quehacer público, rebasado por un tema crucial: la recolección de basura. No hay colonia en que no se observen montañas de desechos, se perciban fétidos olores, se adviertan focos de infección, se muestra el desastroso Coatzacoalcos que habrá de gobernar por los próximos cuatro años. Si no hubiera desdeñado el proceso de entrega-recepción, si se hubiera aplicado a conocer el estado físico del parque vehicular del Departamento de Limpia Pública, habría conocido con cuántas unidades contaría para realizar la recolección de basura, sus condiciones mecánicas, qué rutas podría o no cubrir. Sabría cómo remediar la falta de un área donde depositar los residuos generados por la población. Y habría llegado al 1 de enero con un plan de contingencia incluida la compra de unidades recolectoras, que según ha trascendido es negocio ya armado por el Clan de la Succión, los Robles y los Hillman, con la mano de los rufianes del ivanismo en la operación, pero dando resultados desde el primer día. Lo suyo no es gobernar, es ser títere. Víctor Carranza Rosaldo es alcalde formal, pero no en los hechos. Lo mueve Alberto Mijangos, el secretario de Gobierno que se hace acompañar de abogados de historial repugnante, y la síndica Yazmín Martínez Irigoyen, quizá la mejor carta de Morena en el ayuntamiento de Coatzacoalcos, hábil y sagaz, con la sensibilidad y la agudeza de las que adolece el alcalde. Carranza equivocó la estrategia o lo llevaron al matadero. Lo hicieron enfrentarse al Sindicato al Servicio del Municipio de Coatzacoalcos, alardeando el morenismo que se apoderarían de la estructura sindical en los primeros minutos del nuevo ayuntamiento, sometiendo al líder de la organización, Gersaín Hidalgo Cruz. Incapaz siquiera de obligar a los empleados de Limpia Pública a presentarse a laborar el 1 de enero, día de asueto, Víctor Carranza y su séquito terminaron comiendo tamales con moscas en los patios del Taller de Mantenimiento, donde se concentran los trabajadores recolectores de basura, que ese día, para que le mida el agua a los camotes, lo desairaron. Siete días y el pobre tipo no halla la luz… Rocío los envía. Rocío los mueve. Rocío, pregonan sus alfiles, es la dueña del poder. De oficina en oficina, de tugurio en tugurio, van recetando el cuento de que la diputada es algo así como AMLO versión mujer. “A nombre de Rocío”, piden y exigen los Arias, los Izquierdo, con sus documentos apócrifos en las manos. Cobijados por el Clan Guízar, y en el nombre de la diosa Rocío, aluden que la fórmula Morena-PES les da el poder de validar operaciones ilegales y que el gobierno de Veracruz se las certifique. A eso se le llama la Raíz de la Esperanza…

 

Publicada en mussiocardenas.com
8 de enero de 2018

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