Alguien lo tenía que decir y qué bueno que fueron las mujeres. La “cacería de cerdos”, como algunos llaman a la purga que se está realizando en Hollywood y en otros ámbitos culturales, políticos y periodísticos, se está desbordando, y lo que empezó como un acto de valentía por parte de unas mujeres que levantaron la voz para denunciar a sus acosadores, incluso a sus violadores, se está convirtiendo en una excusa para señalar a cualquiera que en algún momento tuviera alguna intención amorosa, lícita, con otro ser humano.
Cien mujeres en Francia firmaron un manifiesto en contra de lo que llaman un “puritanismo” sexual. En parte, el manifiesto dice así: «La violación es un crimen. Pero la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista (…) Desde el caso Weinstein se ha producido una toma de conciencia sobre la violencia sexual ejercida contra las mujeres, especialmente en el marco profesional, donde ciertos hombres abusan de su poder. Eso era necesario. Pero esta liberación de la palabra se transforma en lo contrario: se nos ordena hablar como es debido y callarnos lo que moleste, y quienes se niegan a plegarse ante esas órdenes son vistas como traidoras y cómplices».
Como en la obra de Arthur Miller, Las brujas de Salem, basta que alguien te señale con el dedo de las redes sociales para manchar tu reputación. Si quiere conocer más de este manifiesto siga este enlace: https://elpais.com/cultura/2018/01/09/actualidad/1515513768_647890.html?id_externo_rsoc=FB_CC
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