Pregúntele usted a los maestros si la Reforma Educativa los ha beneficiado, o a las amas de casa si la Reforma Energética le ha dado algún beneficio directo. También sería bueno que indagara si a los taxistas, el sistema hacendario les ha mejorado su situación laboral. Seguramente los maestros le dirán que la que la dichosa Reforma Educativa les limitó sus derechos; las amas de casa le dirán que la Reforma Energética encareció el gas que ocupan para cocinar y calentarse, y los taxistas le expresarán que ahora tiene que pagar un contador para llevarles su contabilidad, generando un gasto adicional.
La conclusión sería que las reformas estructurales que impulsó el Gobierno Federal no benefician en lo absoluto a la población. Sin embargo, para el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), José Ángel Gurría Treviño, estas reformas son la más importante defensa que tiene el país para enfrentar las turbulencias mundiales.
Y no sólo eso, en su optimismo desbordante José Ángel Gurría Treviño le pidió al canciller Luis Videgaray Caso, «cacarear las reformas». Hágame usted el pinche favor, este señor ve la tempestad y no se hinca.
Los mexicanos están sufriendo las de Caín para comprar los alimentos más indispensables de la canasta básica, que por cierto incrementó un 10 por ciento comenzando el año, y se las ven duras para llenar el tanque de su automóvil para trasladarse a sus trabajos, y este optimista funcionario pide que las aplaudamos. Ojalá y este personaje ganara el salario mínimo para ver si entonces pedía que se cacarearan sus dichosas reformas estructurales.
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