Los diputados de Morena mostraron de qué estaban hechos, de un dogmatismo recalcitrante, de una inexperiencia y estulticia que sólo puede surgir de gente bien intencionada, pero llena de traumas. Después llegaron los diputados locales y Morena dejó de ser una expectativa para convertirse en una realidad política llena de taras, de ambiciones, de arrepentidos que en realidad no lo estaban.
Los diputados de Morena empezaron a oler el poder y se excitaron como los cerdos cuando huelen las trufas en el bosque. Morena, con estas dos experiencias ha mostrado de qué están hechos sus militantes, sus elegidos y de momento, salvo algunas excepciones, el saldo ha sido negativo. Ahora vienen las alcaldías y el panorama no es alentador.