Esta fauna maloliente está compuesta de empresarios que se prestaron de fachada para hacer las corruptelas de Duarte. De notarios que certificaron y dieron el visto bueno de los saqueos, tanto del DIF, como de la SEV, y otros más que se quedaron huérfanos y que sólo buscan chamba.
Todos ellos, en lugar de sumar adeptos restarán simpatías al único activo político que puede alzarse con la victoria, siempre y cuando deje fuera de su proyecto a los huérfanos de la corrupción.