En poco menos de siete meses, los mexicanos seremos testigos de una lucha descarnada y brutal por conseguir el control del poder político. No sólo se peleará la joya de la corona, que es la presidencia de la República, estará en disputa la estructura del mismo sistema político mexicano; todo el Senado, la Cámara de Diputados, la jefatura de Gobierno de Ciudad de México y más de tres mil cargos locales en 30 entidades federativas del país.
Si de por sí la cantidad de cargos es amplia, no olvidemos que quienes resulten electos en esta ocasión, podrán ser relectos en las siguientes elecciones. De modo que no sólo se juegan los puestos públicos, está en juego el futuro del país por los próximos 10 años. De ahí la importancia del próximo primero de julio. Sin embargo, todo este engranaje no funcionaría sin la participación de los ciudadanos.
De ahí que, desde el inicio de las precampañas, los participantes hagan de todo, hasta el ridículo con tal de parecer sencillos, amigables, “buena onda”, hasta la piedra del molcajete se colgarán; sin embargo, no se vaya con finta, su objetivo no es que usted sea su amigo, la meta de estos personajes es el poder. Pero eso dependerá de usted, sólo usted decidirá si le da la oportunidad de ser su representante en el Congreso o si lo coloca como su gobernante.
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