Dicen el dicho que «para que la cuña apriete, ésta tiene que ser del mismo palo». Y por supuesto que tenía que ser alguien del mundo del espectáculo, con poder económico, fama y talento para poner la cereza del pastel por el caso del dueño de Miramax, Harvey Weinstein, acusado por acoso y abuso sexual por varias celebridades. Resulta que el dueño de la productora de películas quedó prendido del encanto de la bella veracruzana Salma Hayek y le pedía ducharse con ella, verla bañarse, darle un masaje, dejar que una amiga desnuda se lo diera, practicarle sexo oral y desnudarse con otra mujer.
Por supuesto que nuestra paisana se negó rotundamente, por lo que Harvey Weinstein emprendió una serie de amenazas, incluso de muerte. «Te mataré, no pienses que no puedo hacerlo», le vocifero en una ocasión. Intentó boicotear la película Frida, donde la bella chaparrita era la protagonista principal.
No se esperaba menos de una actriz carismática y bella, que por cierto es muy querida por los veracruzanos, ya que, a pesar de formar parte de la alta socialité, es una mujer muy sencilla. Bien por la paisana, que pone un ejemplo para las otras mujeres que han pasado por el mismo camino.
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