Por supuesto el caso no pasará a más. Hipólito Rodríguez ya declarará lo que sabe, y lo que no sabe pues no lo declarará. No se le podrá imputar responsabilidad alguna y él tomará protesta como alcalde de Xalapa el último día de diciembre. Pero, ¿qué necesidad de armar estos dramas, estos entramados que sólo desgastan la relación institucional entre los dos poderes?
Ya salieron algunas activistas a decir que lo que se busca es afectar la imagen del alcalde electo de manera mediática. Este tipo de acciones le hace un favor a Hipólito Rodríguez, porque a la gente le encanta ponerse de parte de un mártir, y a Hipólito le quieren poner una corona de espinas y nada más falta que lo claven en una cruz. Capaz que hasta lo promueven como candidato a la gubernatura de Veracruz.