Pues como el perro, Lozano Alarcón va a seguir ladrando, es su instinto. Primero fue una discusión con Gael García Bernal, a quien Lozano Alarcón le sugirió que como su profesión es hacer películas, pues no debía opinar sobre política. Después fue Diego Luna, quien lo puso en su lugar señalando: «¿Pedirle a un ciudadano que no opine? Que triste el nivel de @JLozano. Y más triste nuestro futuro en manos de políticos como este».
Lozano quiso corregir a Diego Luna por algunas palabras sin acento y otras que supuestamente deberían llevar acento; al final tuvo que intervenir la Real Academia Española que corrigió al senador, quien se quiso sentir el gran gramático. Ya lo dijimos, no se puede dialogar con un sujeto tan intolerante, tan nocivo; un tipo que ha decidido apostatar de su partido, el PAN.