Lo que estamos viendo es todo ese ritual priista que no se había visto en muchos años: el dedazo, el destape, la cargada y el ungimiento. El PRI se siente cómodo con este tipo de ritual, es como una invocación hacia la victoria que lo mantuvo en el poder por más de setenta años.
Siguen el ritual al pie de la letra como si fuera una manda, como si la victoria dependiera de seguir paso a paso ese ritual, sobre todo ahora que el candidato que se encuentra arriba en las encuestas, antes de bajar en las preferencias sigue subiendo. Por eso deben seguir su ritual paso a paso, hasta en el más ínfimo detalle.