Y quizá estos dos puntos, que podrían sonar a objeciones, sean la razón por la que se eligió a Meade. En el país existe un antipriismo galopante que ha sido recogido sobre todo por el partido de Andrés Manuel López Obrador. A Meade no se le relaciona con el PRI, no se le relaciona con la corrupción; a Meade no le encontraron ninguna Casa Blanca.
Meade no ha tenido ningún cargo de elección popular por ser del PRI y por lo mismo sus antecedentes son de lo más limpios. Por supuesto sus enemigos lo pondrán como un cómplice del presidente, sin embargo, José Antonio Meade ha sabido mantenerse al margen de las grillas políticas y mantiene buena relación no sólo con los militantes priistas sino con los de otros partidos. El PRI necesita al candidato menos priista y Meade es ese candidato.