La santísima trinidad del Frente Ciudadano por México (FCM), donde hay tres pero son uno, ya quedó legalmente formalizada ante la autoridad electoral. El PAN, PRD y Movimiento Ciudadano se han jurado amor eterno ante la posibilidad de encumbrar a Ricardo Anaya a la presidencia. Tanto Ricardo Anaya, Dante Delgado y la líder del sol azteca, Alejandra Barrales, buscan imponer una especie de triunvirato para supuestamente sacar al PRI de Los Pinos.
A pesar de ser tan diferentes ideológicamente, se ven fuertes y decididos sus tres principales líderes, sin embargo, como Aquiles que tenía su punto débil en el talón, el FCM también lo tiene. Éste tiene que ver con el método que usarán para elegir al candidato presidencial. La presunción de etiquetar en su nombre el término “ciudadano” de entrada los obliga a involucrar a la ciudadanía para elegir a su candidato presidencial.
Sin embargo, los tres principales pilares del FCM están acostumbrados a negociar por debajo de la mesa y a tomar decisiones cupulares, es decir, a la base no la toman en cuenta. Y es que después de que Barrales declarara que sí se habría un espacio ciudadano para una consulta, el PRI podría meter su cuchara; todo indica que será un pacto de las cúpulas.
Es cierto, es cuestionable pero no hay nada de malo en que los partidos seleccionen a sus candidatos mediante el llamado “dedazo”. El problema es que el método cupular se dice llamar ciudadano, y éste sencillamente no combina con la envoltura “ciudadana”.
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