Zaira Rosas / “No creas todo lo que piensas” fue la premisa bajo la cual surgió Ciudad de las ideas, si analizamos la frase podremos descubrir que todo en las personas está formado sobre una base de creencias, valores, formas de pensar, aprender e incluso de relacionarnos con el entorno. Las ideas de cada ser humano determinarán su actuar ante momentos de crisis. La innovación y la creatividad también tienen su origen en un cúmulo de ideas.
No es casualidad que los últimos libros de innovación o desarrollo hablen de desafiar estándares, de ser personas fuera de serie o de cómo ser originales, incluso en el mundo del periodismo no triunfan aquellos que siguen las pautas establecidas por alguien más, lo hacen aquellos que rompen los esquemas y se atreven a ser rebeldes. Ojo, no estoy hablando de una irreverencia sin sentido, sino de aquella con bases que realmente comprende el entorno y pone su conocimiento, las oportunidades y su desarrollo en favor de un bien común, hablo de esas personas que uno inmediatamente sabe que son distintos, que sobresalen quizás desde pequeños o en ocasiones en un determinado momento, pero al final de cuentas representan líderes.
En repetidas ocasiones he mencionado que un líder forzosamente ha de ser empático y conocer a sus seguidores, pero también aprendí que un líder debe saber formular las preguntas correctas ante los problemas, porque en muchas ocasiones se resuelven los disturbios equivocados. También aprendí que hemos gastado demasiado tiempo criticando a un sistema que difícilmente cambiará de forma inmediata, sin embargo sí podemos ver un cambio en menor tiempo en nuestra mentalidad como ciudadanos.
México sufrió un daño terrible del que aún no nos recuperamos, pero tal como menciona Alejandro Aravena, un reconocido arquitecto, es en las crisis donde están las ventanas de oportunidad, nuestras fallas ya derrumbaron mucho, ahora hemos de reconstruir al país con valores, solidaridad y amor incondicional. Ese amor desmedido que dimos unos a otros en los días posteriores al temblor es el que deberíamos tenernos día con día, esas iniciativas que ayudaron a una mejor organización y que demostraron que podemos tener un increíble desarrollo son las que deben cultivarse en todas las edades.
He comprobado infinidad de veces que los pilares del cambio están en la educación, porque sólo una persona ilustrada puede ver nuevos panoramas, pero en muchas ocasiones nos cerramos a sólo un tipo de conocimiento y las inteligencias múltiples son indispensables para poder dar soluciones en medio de catástrofes. De personajes mexicanos como Julián Ríos Cantú entendí que muchas veces nuestras únicas limitaciones son los pretextos o los frenos mentales que ponemos nosotros mismos. Él nos ha demostrado que ni siquiera la edad es un impedimento cuando realmente se quiere crear o ayudar, es el inventor de un dispositivo para detectar de manera oportuna el cáncer de mama.
Derribar los límites de nuestros miedos, de nuestras inseguridades, de un idioma o incluso las fronteras físicas, nos permite vislumbrar panoramas solidarios, ser menos egoístas y sobre todo darnos cuenta de que somos tan sólo un mínimo fragmento en el universo, que en conjunto con nosotros hay muchas especies que merecen el mismo respeto a su vida que el que exigimos para nosotros y de no brindarles tal derecho llevaríamos al mundo a una era de crisis.
Pese al escepticismo de muchos, nuestro planeta está teniendo diversos cambios ecológicos, mismos que nos afectan terriblemente no sólo por los desastres naturales que puedan presentarse, sino por las consecuencias que estos traerían consigo, somos una cadena infinita, si países enteros sufren, surgen crisis de refugiados, por ende problemas económicos para otras naciones y así sucesivamente, no esperemos que los límites y las barreras se derrumben encima de nosotros.
Es momento de actuar, de informarnos y compartir todo lo que podamos con otros, el amor y solidaridad incondicional pueden transformar la vida de una persona, alguien que comparte un poco de su fortuna de vida con los demás será infinitamente más rico que quien posea todo el dinero del mundo, sólo compartiendo lo que sabemos y materializando por medio de la ejecución las grandes ideas podemos lograr una mejoría tangible en nuestro mundo.
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