Las nuevas generaciones cuando se lo encuentran en sus películas no pueden ser indiferentes a este hombre que tuvo todos los oficios habidos y por haber: carpintero, agente de Tránsito, charro, payaso, panadero, vagabundo, mecánico, bandido, director de orquesta, pobre y millonario, etc., etc.
Muchos lo quisieron imitar, pero quedaron en meros remedos. Pedro Infante es único y como él no ha habido otro en México. Y como dijeran los clásicos: «Pedro Infante no ha muerto, vive en el corazón de todos los mexicanos».