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Halcones: estereotipos del crimen

Rafael Pérez Cárdenas / En abril de 2054 el capitán John Anderton (Tom Cruise) es jefe de la fuerza de policía PreCrimen en Washington D. C. El grupo usa visiones del futuro que son vistas por los tres “Precognitivos”, que son tres mutantes, dos hermanos gemelos varones y una mujer, con habilidades precognitivas –pueden ver el futuro-. Gracias a ello han detenido muchos asesinatos en el estado por seis años, logrando tasas de criminalidad bajísimas (Minority Report).

En noviembre de 2017, el gobernador del Estado (Miguel Angel Yunes) es jefe de la policía y Fiscal General del Estado. El gobierno usa visiones del futuro que son vistas por los diputados “precognitivos”, algunos ignorantes, ambiciosos y serviles, con habilidades para mutar de un partido a otro –afortunadamente no pueden ver el futuro-. Gracias a ello, buscan detener las actividades del crimen organizado por dos años, tratando de lograr bajar las tasas de criminalidad.

En verdad que a veces Veracruz vive una película de ciencia ficción. Ayer, el mandatario estatal envió al Congreso del estado una iniciativa que busca se tipifique como delito el espionaje contra la procuración y administración de justicia, conocido coloquialmente como “halconeo”, es decir, aquéllos que vigilan la actividades y movimientos de los cuerpos de seguridad con el objetivo de comunicar sus actividades a grupos delictivos.

De aprobarse su iniciativa en el Congreso Local, a quien incurra en esta conducta se le impondrán de siete a 15 años de prisión y multa de 400 a 800 unidades de medidas y actualización (de 30 mil 196 pesos a 60 mil 392 pesos).

La propuesta tiene lógica. Muchos estados –entre ellos Tamaulipas, Puebla, Chiapas o Quintana Roo- ya lo han tipificado desde hace algunos años. Aquí, una vez más, el problema es la forma burda en que se generan estereotipos sobre los delincuentes. Según algunos medios informativos, la propuesta se enfoca especialmente a los integrantes del transporte público de pasajeros –debemos entender principalmente a taxistas-, así como en los integrantes de los cuerpos policiacos y funcionarios públicos que cometan dicha práctica ilegal.

¿Acaso como en la película, las autoridades ya saben quienes cometerán el delito en el futuro y por eso a ellos se les señala de manera directa?

Si la norma es de observancia general, no tiene sentido que la iniciativa ponga énfasis en personas o actividades. El señalamiento no sólo violenta los derechos humanos de los señalados, sino que advierte al resto de la sociedad sobre estas personas a partir de una absurda generalización, cosa que también los pone en riesgo.

Aunque el crimen organizado recluta a sus “halcones” o vigilantes, entre jóvenes menores de 20 años, también lo pueden ser la señora que vende elotes en la esquina o la parada del camión, los taqueros o hasta los estudiantes que buscan agenciarse un ingreso. Hay que recordar también que en muchos estados del país, incluido el nuestro, hasta los niños son ocupados para realizar este tipo de actividades que, en efecto, pone en riesgo y franca desventaja a los miembros de las fuerzas de seguridad.

Presuponer que taxistas, policías y funcionarios son quienes cometen este delito se vuelve limitativo, aún cuando su propósito sea elevar la pena. En todo caso, si la autoridad tiene pruebas sobre personas que dedicadas a estas ocupaciones han realizado acciones de “halconeo”, pues entonces que aplique la ley hasta sus últimas consecuencias. Al resto, a quienes nada tienen que ver en esta actividad ilícita, lo menos que les debe es una disculpa pública.

Según la iniciativa, se reconoce como “halcón” a quien “permita o consienta la instalación de antenas o cualquier instrumentos de comunicación en bienes de su propiedad o posesión, con los cuales se intercepte o transmita la señal o las comunicaciones; también quien tenga en su poder al momento de la detención, uniformes, prendas de vestir, insignia, distintivos o equipos correspondientes o similares utilizados por cualquiera de las instituciones o corporaciones de los tres órdenes de gobierno o militares”. ¿Sólo los taxistas y policías realizan estas acciones? No lo creo

Otros de los supuestos de “halconeo”, serían cuando una persona tenga consigo accesorios u objetos que se utilizan en las patrullas; detente, posea, conduzca o custodie un vehículo que simule ser de las corporaciones policiacas; aceche, vigile o realice las funciones de obtener o comunicar información a una agrupación delictiva sobres las acciones y, en general, las labores de los elementos de seguridad pública de cualquier índole.

La del estribo…

  1. Ayer circularon fotografías sobre el ecocidio que se está cometiendo en el Fraccionamiento Lucas Martín, justo a un costado del río Sedeño. Los fraccionadores se abren paso entre el bosque para cambiar pinos por casas. Sería una pena que en la conclusión de la administración municipal, nos enteráramos que estos permisos se otorgaron como bono de marcha.
  2. ¡Felicítenme!, pidió ayer a los reporteros el gobernador Miguel Ángel Yunes, luego de que se hiciera pública la información sobre la posible relación de Fidel Herrera con los Zetas. En efecto, él ya lo había dicho hace mucho tiempo, aunque sin aportar prueba alguna. ¿También felicitará él a quienes han señalado las pifias de su gobierno con los pelos de la burra en la mano? Digo, hay que ser parejos.
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