El secuestro de la justicia*

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- en Opinión

Rafael Pérez Cárdenas / Cuando todo parecía indicar que la declinación de Santiago Nieto para regresar –literalmente por la puerta de atrás-, a la titularidad de la Fiscalía Especializada en Atención de Delitos Electorales (Fepade) podría atajar la crisis política en el Senado, resulta que no sirvió para mucho. Todavía este lunes, los partidos políticos continuaban peleando por imponer a quien consideran una pieza clave en el ajedrez del próximo proceso electoral.

Lo que ha sucedido en la Fepade no es más que el ejemplo de la acelerada erosión de las instituciones del Estado, particularmente las encargadas de impartir justicia. Lo que ha costado tanto tiempo y dinero construir a los mexicanos, los partidos políticos se han encargado de colapsarlas como cualquiera de los nuevos y modernos edificios de la ciudad de México que cayeron a causa de la corrupción.

Hoy el Estado mexicano está a la deriva en materia de justicia, transparencia y rendición de cuentas. Es evidente que ninguna de las tres está en la agenda de los grupos y partidos políticos, urgidos de opacidad e impunidad para mantener sus privilegios.

Pues resulta que en un mismo momento, no hay títere con cabeza. Por increíble que parezca, hoy no tenemos Procurador General de la República, Fiscal Anticorrupción ni Fiscal Especial en Atención de Delitos Electorales. Todos ellos han sido devorados por la ambición política de los partidos en las cámaras.

A cambio nos han dejado un inocuo Procurador General de la República interino –excluido como candidato del proceso de designación del nuevo Fiscal General de la República-, una Fiscalía Anticorrupción inoperante por la falta de su titular y estructura, y una Fepade paralizada por una disputa que no tiene otro origen que el proceso electoral que ha iniciado. Son tres historias con un mismo final pero también con un mismo origen.

Primer acto. El 26 de octubre de 2016, hace un año y algunos días, el senador Raúl Cervantes Andrade pidió licencia al cargo para ocuparse de la Procuraduría General de la República (PGR), con la intención de allanar el camino para convertirse en el primer Fiscal General. Las cosas no salieron como se esperaban, y hoy Raúl Cervantes no es Senador en funciones, no es Procurador y tampoco será Fiscal.

La crisis política se desató en septiembre pasado cuando el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, encontró el filo idóneo para distraer las acusaciones de enriquecimiento inexplicable en su contra, y de paso, cohesionar a los dirigentes del naciente Frente Ciudadano por México. “No queremos el pase automático de un Procurador cuya función será proteger al régimen cuando este concluya” fue el argumento.

Si esto hubiera pasado, no lo sabemos. Lo cierto es que Raúl Cervantes ya había sido manchado por dos hechos que fueron el principio del fin. Primero, a diferencia de los titulares de otras instancias de seguridad, el procurador dejó sin respuesta un cuestionario sobre el malware espía Pegasus, que le envió la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional a finales de junio pasado.

El segundo escándalo fue un acto de absoluta frivolidad: la adquisición de un costoso Ferrari, el cual mandó a emplacar al estado de Morelos para ahorrarse el pago de la tenencia. Ni cómo ayudarlo.

Segundo acto. Luego de un largo proceso de reformas, el Sistema Nacional Anticorrupción parecía listo para estrenarse. Pero resulta que nuevamente, la Cámara de Senadores sirvió de pantano para que nos quedáramos sin nuevo Fiscal. Luego de que el 18 de julio -día en que entró en vigor el Sistema- no hubo acuerdo para nombrar al Fiscal, los integrantes del Comité de Acompañamiento Ciudadano (CAC), decepcionados porque el Senado retrasó intencionalmente el nombramiento del Fiscal, decidieron dejar de colaborar en la selección del titular.

Luis Carlos Ugalde, miembro del CAC y ex presidente del IFE, acusó entonces al Senado de retrasar el nombramiento del Fiscal Anticorrupción por motivos político-electorales. Además recordó que desde marzo de 2016 entregaron a los senadores “cuatro perfiles idóneos” para ocupar el cargo, pero le han dado más peso a los intereses partidistas. Hoy no hay acuerdo, y por tanto ninguna fecha para su nombramiento.

Tercer acto. Una serie de declaraciones y un despido provocaron una crisis dentro de Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade), la cual llegó hasta el Senado de la República. El 18 de octubre se publicó una entrevista en el periódico Reforma, en la que el ex titular de la Fepade, Santiago Nieto, acusó a Emilio Lozoya de presionarlo para que declarara públicamente su inocencia e incluso le ofreciera una disculpa pública.

Dos días después de la entrevista, el encargado de despacho de la PGR Alberto Elías Beltrán –recordemos el primer acto-, destituyó a Nieto como titular de la Fepade, acusándolo de que había violado el Código de conducta de la dependencia, sin referirse a un caso específicamente, lo que abrió la puerta para que los partidos políticos acusaran que se trataba de una represalia ante la denuncia hecha en contra de Lozoya, un amigo personal del Presidente.

De esta forma, los partidos políticos han secuestrado la justicia y nos la han arrojado en pedazos dentro de la bolsa negra de la impunidad.

La del estribo…

Hoy que recibimos a nuestros fieles difuntos, bien vale citar una reflexión del Papa Francisco sobre nuestra relación con los vivos y con los muertos.

El ser humano es extraño. Pelea con los vivos, y lleva las flores a los muertos; lanza a los vivos a la cuneta, y pide un “buen lugar para los muertos”. Se aparta de los vivos, y se aferra desesperadamente cuando mueren; pasa años sin hablar con un ser vivo, y se disculpa, rinde homenaje cuando muere.

No hay tiempo para visitar a los vivos, pero tienen todo el día para ir al entierro de los muertos; critica, habla mal, y ofende a los vivos, pero lo santifica cuando muere. No hay energía, no hay abrazos, ningún cuidado para los vivos, pero si se auto flagelan cuando mueren. A los ojos del hombre ciego, el valor del ser humano está en su muerte, y no en su vida. Es bueno repensar esto, mientras estamos vivos!

 

* Columna publicada originalmente para el portal Formato Siete

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