Luis Ramírez Baqueiro /
“El camino a la excelencia no tiene límite de velocidad.” – David Johnson.
Nadie imaginaría que 11 meses después de la tan esperada transición en Veracruz, las cosas pintarían como hoy se presentan, un estado en donde aun con la existencia de un gobierno estatal esforzado, encabezado por Miguel Ángel Yunes Linares, las cosas parecieran no caminar.
Los problemas de inseguridad, fueron, son y siguen siendo el dolor de cabeza de la presente administración, que para beneplácito de quienes hoy son oposición, encuentran la estepa ideal para lanzar las flechas envenenadas que buscan dar en el blanco del electorado, convenciéndoles de que lo prometido no se cumplió.
Bajo ese escenario, Miguel Ángel Yunes Márquez ha de encarar los próximos procesos electorales, sabedor de que sus aspiraciones por gobernar a Veracruz están dadas aun cuando muchos piensen que el factor seguridad habrá de empantanarle el viaje.
Ahora que los senadores priistas intentan reconstruir el rompecabezas en que se ha convertido a ese instituto político -bajo la pésima conducción de un decepcionante liderazgo-, iniciando acciones proselitistas en Panuco convocando a la unidad, para con ello, buscar llevar al más picudo de ellos, a encabezar el asalto para recuperar el Palacio perdido, el sensacionalismo mediático solo enfoca los reflectores a lo negativo del actual gobierno.
A pesar de ello, para los verdaderos conocedores del escenario político, esa supuesta ventaja que aparenta tener la oposición, se difumina al revisar, los logros, que para muchos no existen en la presente administración, pero que hoy voltearon todo el escenario que en antaño mal manejaron los integrantes del circulo priista.
Hoy no son mayoría en los próximos ayuntamientos, hoy tampoco son gobierno estatal, mucho menos controlan el Congreso, bajo el escenario de que apoyados en sus delegaciones federales habrán de operar lo que viene, se vuelven a equivocar, pues mientras ellos van, los otros ya vienen y en eso de la construcción de estructuras, se quedaron catatónicos.
Las críticas a la posibilidad de sucederle en el poder a una familia, misma que algunos la han calificado hasta de monárquica, se decantan cuando recordamos, que el proyecto que Fidel Herrera y Javier Duarte pretendieron impedir que un Yunes gobernará Veracruz, se pretendía hacer perpetuo bajo los tonos rojos del priismo, en donde, claro, no habría existido oposición al ser los senadores Yunes los que perpetuaran el linaje.
Los recorridos de Miguel Ángel Yunes Márquez por el estado, contando el caso de éxito que le ha tocado encabezar es la muestra evidente de que cuando se quiere se puede, a pesar de la testarudez de algunos que simplemente no quieren entender que ahora las cosas son muy diferentes, y que mientras no se sacudan una costra de alimañas y personajes funestos, su suerte no habrá de caminar.
La experiencia acumulada por el aun alcalde de Boca del Río, es por demás para el análisis, dos veces gobierno, con mandatarios estatales de oposición, a pesar de ello, el municipio que gobierna, es el de mayor crecimiento urbanístico, económico, laboral, de servicios.
Toda esa experiencia acumulada en el ex diputado local, confirman que su capacidad para encarar la adversidad está más que probada, aun cuando, se siga afirmando lo contrario.
El escenario electoral veracruzano de cara al proceso comicial del 2018, habrá de dar un vuelco de 180 grados, pues en donde hoy todo se ve adverso, en semanas, habrá de cambiar con la conclusión y consumación de obra y acciones que el gobierno estatal en funciones habrá de emprender, y eso pésele a quien le pese, será factor determinante en el devenir político de la entidad.
Los resultados en seguridad, no tardarán de dar sus frutos, y eso abonará a la consolidación de un proyecto al que le han buscado por todos los medios desacreditar.
La realidad de Miguel Ángel Yunes Márquez está ahí, en sus manos, a la espera de que la moderación y el arrebato formen parte de su actuar, consolidando con ello, un proyecto de gobierno que marque un antes y un después en Veracruz.
Sextante
Con la entrega de Paul Manafort, ex jefe de la campaña presidencial de Donald Trump, inicia la caída del que será al igual que Richard Nixon, el otro único presidente que habrá de ser destituidos de su encargo por actos conspiratorios, pero incluso, de actos de traición.
Si las cosas caminan como se tendrían previstas las acusaciones que establecen 12 cargos que incluyen conspiración contra los Estados Unidos, conspiración para lavar dinero, actuar como un agente extranjero no registrado y varios cargos relacionados con la falta de informes de cuentas bancarias y financieras extranjeras, de acuerdo con un comunicado de la Fiscalía especial.
Manafort y un colaborador cercano, Robert Gates, son señalados de trabajar como cabilderos de intereses prorrusos en Ucrania, para el oficialista Partido de las Regiones, que respaldaba al ex líder ucraniano Viktor Yanukovich, entre 2006 y 2015.
Donald Trump resultó ser una vil farsa y como tal, habrá de terminar.
Al tiempo.
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