Se necesita ser muy ingenuo para creer que Santiago Nieto ha reculado a su pretensión de regresar a la Fepade por voluntad propia y por considerar que el PRI y el Verde han viciado el ambiente por su ilegal destitución. De antemano hemos dicho en este portal que el Gobierno Federal mueve todas sus piezas, poder e influencia para proteger a los que considera sus aliados.
Meterse con Emilio Lozoya, exdirector de Pemex y acusado de recibir soborno de la empresa brasileña Odebrecht, no era una empresa fácil. Eso debió saberlo Santiago Nieto; sin embargo, ante las cámaras de Televisa se pudo ver a un funcionario miedoso y timorato. No sostuvo que Emilio Lozoya lo hubiera presionado, al contrario, dijo que había mandado una carta al periódico Reforma para señalar que uno de sus reporteros había malinterpretado sus palabras.
Y como colofón, dejó en manos de Carlos Loret de Mola una memoria USB con la entrevista de más de 40 minutos donde según el extitular de la Fepade no menciona que hubiera sido presionado. Ni modo, ya lo habíamos advertido, meterse con el poder omnímodo es meterse en camisa de once varas. ¡Miedoso, para eso nos gustaba!
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