Mussio Cárdenas Arellano /
* La ministerial anda fuera de control * La víctima y el video * El fiscal, rebasado * Zeus cayó en prisión * Lo detuvo la Naval * Sus lujos y sus nexos * Karime: el asilo * Jesús Moreno le opera al PAN * CAEV: el fraude con el Vactor * Le pagan por trabajarle a Pemex * Otro crimen ligado a Vasconcelos
Aquí y allá, Winckler está hecho un caos. Su Policía Ministerial, la que debe ser garante de la ley, agrede y amaga, ofende y atropella, se rebela y mata.
Peor que sus rabietas censoras, la tentación de amordazar, sacude al fiscal la violencia de su tropa, pillada en una faena arbitraria, tratando de “levantar” a una doctora en Boca del Río, ejecutando una orden de aprehensión que nada tenía que ver con la víctima.
O la rebeldía de los agentes ministeriales que lo increpan en abierto, vía una carta en las redes sociales, por la premura para actuar contra los agentes responsables del abuso.
O el texto en que develan la podredumbre y otros secretos, el entre y la corrupción, los privilegios de unos y las limitaciones de los demás, la disparidad de salarios y los arreglos en las sombras.
O, más grave aún, el ataque a dos civiles en una fiesta en Martínez de la Torre, al norte de la entidad, cuando un jefe ministerial y su acompañante, una maestra, abrieron fuego, hiriendo y provocando luego el desenlace fatal.
Célebre por su frivolidad, Jorge Winckler Ortiz hoy sí tiene en qué pensar.
Su policía ministerial mata. Su policía ministerial golpea. Su policía ministerial violenta los derechos de los ciudadanos de bien.
Y el fiscal no sabe qué hacer.
Vive su caos mientras su atención está en lo inocuo, lo intrascendente, en el fracaso frente al duartismo, el trueque de la impunidad sobre la justicia.
Vive un desastre institucional mientras lo suyo es hacer paella y subir las fotos a la red.
Y mientras, la Fiscalía General se le deshace entre los dedos.
Dos videos lo pulverizan. Uno, cuando dos agentes ministeriales asedian a la doctora Aracely Serralta González en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río; la siguen, la detienen, se la intentan llevar a jalones y empellones, sin escuchar razón hasta que constatan que no es la persona contra quien deben ejecutar la orden de aprehensión.
Otro, en el que Alberto Blasco Salcedo narra cómo fue agredido, junto con su tío Ricardo Flores Blasco, por un agente ministerial, y los detalles de las balas en el cuerpo, la intervención quirúrgica, la identidad del responsable. Horas después falleció.
Winckler, por si no lo sabe, ya se hundió.
Aplica el control de daños y se ve torpe, el placebo ante el cáncer de la procuración de justicia, la sanción ejemplar a los agentes para matizar el impacto, la acción que sofoque el repudio social.
Observar a la doctora Serralta gritar, exigir que se le deje identificarse, la solidaridad de los testigos, la estupidez reflejada en el rostro de los agentes al saber de su error, define el laberinto en que se perdió el fiscal.
Peor aún, el atropello criminal en Martínez de la Torre, y el lenguaje taimado, engañoso, tramposo con que Winckler resume la agresión:
“Vamos a pedir una orden de aprehensión en contra de unas personas que se presume llevaron a cabo actos que pusieron en riesgo la salud de las personas. Más allá se tiene una investigación. Se obtiene directamente los señalamientos y qué fue lo que presuntamente sucedió. Vamos a judicializar”.
¿De unas personas —matiza Winckler— que se presume llevaron a cabo actos que pusieron riesgo la salud de las personas?
No son dos personas. Es “El Sombras”, alias Miguel Acevedo Escobar, comandante de la Policía Ministerial de Veracruz, y su acompañante, Venus Margarita Barragán Escandón, una ilustre maestra matona.
Se cuenta en los medios que ambos abrieron fuego contra Alberto Salcedo y su tío. Eran las 0:30 del domingo 22 y estando en una fiesta, se produjo una riña. Recibieron varios impactos. Alberto uno en el abdomen y el brazo.
En su cuenta de Facebook, en un video que él mismo grabó, Alberto Salcedo acusó directamente a la maestra Venus de haber disparado contra él. A su tío hirió “El Sombras”.
“El ministerial me disparó —refirió Alberto—. Me entró la bala en el pómulo a mi tío. Falta que lo operen a él. Me quitaron una parte del intestino delgado, una parte del intestino grueso y me echaron líquido en el hígado”.
Winckler decía que dependiendo de la evolución de las víctimas se dictaminaría si a los agresores se les imputaría tentativa de homicidio.
Pues ahora será homicidio, sin tentativa. Alberto Salcedo murió a eso de las 5 de la mañana del martes 24.
Y Winckler tendrá que actuar.
Su policía ministerial es un desastre.
Ante el cese de los agentes que detuvieron arbitrariamente a la doctora en Boca del Río, salió a relucir la podredumbre. Una carta que circula en redes sociales evidencia que la Fiscalía General está como en los tiempos de Javier Duarte.
“Es de saber que el recurso de los vales de gasolina son sólo para gente allegada al Fiscal General, Jorge Winckler Ortiz —refiere el texto—. Un ejemplo, la hija de la oficial mayor recibe un dotación de 5,000 pesos solo para sus vueltas a la plaza y demás mandados.
“Es indignante que se salga a una comisión fuera del estado y no autoricen viáticos cuando el Fiscal general presume sus viajes y agasajos en restaurantes de alta cocina del erario público. Realmente es indignante que la justicia solo sea para unos y no para todos.
“Sin duda hay situaciones que no cambian y no cambiarán.
“No más humillación por parte de nuestros mandos. Basta de atropellos y abusos de los que se dicen ser y no son. Sus puestos son políticos, un sexenio y se van y roban lo que pueden, pero nosotros seguimos y tenemos que lidiar con el cargo.
“Deberían de pasar y que se informe los resultados de los exámenes de control y confianza que nos realizan a nosotros; pareciera que vamos a ingresar o seguir perteneciendo a una institución de primer mundo, cuando la realidad es otra. Sus salarios sobrepasan por mucho el nuestro y eso sin contar las regalías y dádivas que reciben en lo obscurito”.
Así, entre ministeriales que atropellan, que levantan o detienen si apegarse a la ley, o los que matan y huyen, y la tropa que se rebela, anda Winckler.
Tácitamente, el fiscal ya tocó fondo.
Archivo muerto
Zeus está en prisión. Zeus, un promotor deportivo, ostenta riqueza, seis equipos de futbol, joyas y dinero, autos deportivos y una camioneta blindada que fue la pista para su detención. Zeus es Sergio Murga Sosa, un potentado a quien le atribuyen portar una credencial discreta plaza de trabajo en el ayuntamiento de Coatzacoalcos, en la regiduría octava, de la que es titular el panista José Encarnación Uribe Pozos. Su conecte ahí es Silviano Delgado, director del deporte municipal, aquel futbolista que llegó a la cúspide en el balompié mexicano y hoy causa pena. Es un tipo querido por los principales operadores del joaquinismo y allegado al líder transportista, Ramón Ortiz Cisneros. Intervenido por elementos de la Marina, el domingo 22, Zeus no supo explicar la procedencia de 50 mil pesos en efectivo y la camioneta blindada en que viajaba. En el diario Gráfico del Sur le reseñan que dijo ser compadre de Hernán Martínez Zavaleta, alias Comandante H o El H, el jefe zeta del sur de Veracruz, preso en el penal federal de Villa Aldama, vinculado a proceso por delincuencia organizada y secuestro. En el periódico Noreste, editado en Poza Rica, sostienen que al momento de la detención le hallaron armas y 50 paquetes con droga. Pero Zeus, el dios de dioses, sólo dice que son notas falsas y que ora por quienes pretender dañarlo… Sobre Karime sí hay persecución. La persigue la justicia federal, el odio social, el rencor de los pobres, las iras del constructor y del proveedor a los que se les dejó de pagar, la inquina de todo un pueblo, herido, burlado, agraviado por el saqueo de Javier Duarte y su esposa Karime Macías. Tramita asilo político en Inglaterra, donde reside luego de entregar al ex gobernador de Veracruz, y desde la isla británica aduce que lo suyo es asedio del yunismo y no ganas de aplicar la ley. Da la versión el periódico Reforma, con datos escuetos, aderezados con la información de la red de prestanombres, las empresas fantasma que cobraban por obra no realizada y servicio no prestado. Karime Macías sólo quiere ganar tiempo. Sabe que antes de fin de año —como lo anticipó Loret de Mola, como INFORME ROJO lo planteó— en noviembre, quizá diciembre, será traída a México. De ahí su solicitud de asilo. Sólo para ganar tiempo y para ver si para entonces el yunismo azul sigue en el poder. Son los síntomas de la desesperación… En el sigilo, Jesús Moreno opera de nuevo para el yunismo azul. Se mueve el ex priista y ex candidato del PAN-PRD a la alcaldía de Coatzacoalcos en colonias clave, de alta votación, donde Morena hace tiempo que le viene arrebatando el control al PRI. Opera Jesús Moreno con lo que puede y sin que el yunismo le corresponda al 100 por ciento. Su estructura camina como puede, permeando en las zonas donde pueden enfrentar a Morena. Sólo uno de los seguidores de Jesús Moreno Delgado ha logrado ser absorbido por el gobierno de Miguel Ángel Yunes: Lezek Lira Cortés. El resto no califica, no tiene perfil para cargos públicos, o no son profesionistas o carecen de maestría o especialización. ¿Y acaso Emilio León sí, el que fue separado de la dirección de la Comisión de Aguas del Estado de Veracruz en Nanchital por irregularidades administrativas y excesos? Aún así Jesús Moreno trabaja en la operación electoral hacia la madre de todas las campañas, la de 2018. Obvio, el panismo que no da una, los que todo lo arreglan desde el café, los que les da urticaria visitar las zonas marginadas, no lo quieren ahí… Tip para Wilburn: un Vactor, el de Sandra, cobraba 10 mil pesos diarios, 300 mil al mes; cobraba por 30 días de servicio pero nunca cumplió al 100. Ese Vactor —unidad para desazolvar drenajes—, con especificaciones fuera de norma, llegó a acumular seis faltas en un mes, y aún así la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento —o CAEV— Coatzacoalcos realizó pago total. Los días que no prestó servicio en CAEV, lo hacía en Pemex o en alguna empresa del área industrial. Eso es fraude. Y ese fraude lo conocía el subdirector de Administración y Finanzas, Jorge Cuauhtémoc Ursúa Zenteno, y lo consintió. Fue fraude consentido o fraude cómplice. Hay adeudo que aún reclama el contratista dueño del Vactor, vinculado a la operadora de Compras en CAEV, Sandra Moreno, pero el tema del fraude es peor y de mayores consecuencias legales. Es un caso documentado, irrefutable, que evidencia la podredumbre en el sistema de agua de Coatzacoalcos. Un caso para el nuevo director de CAEV, José Antonio Wilburn González, a quien entre otras misiones le encomendó el yunismo erradicar la corrupción, caiga quien caiga. Ahí los tiene… Uno más para Carlos Vasconcelos. Un dirigente de gremio ligado al líder de la CTM regional, que cae violentamente. Es Fidias Anaya, cosido a puñaladas el lunes 23, en su hogar de la colonia Paseo de las Palmas, al poniente de Coatzacoalcos. Era el vínculo entre un amplio sector de estilistas y el dirigente obrero, a quien le enviaba a sus huestes para apoyar con cortes de cabello gratuito en sectores populares. Es el enésimo allegado a Vasconcelos, o a la CTM, en morir por la vía violenta…
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