Desgraciadamente los maleantes cada día utilizan métodos más difíciles de detectar y, cuando éstos son descubiertos, los recovecos legales y la manta de impunidad en los ministerios públicos se deja ver, y si hay algún soborno de por medio pues la impunidad protegerá al delincuente. Casos concretos los hay, ahí está la esposa de Javier Duarte, una mujer fría y calculadora que supo exprimir hasta el último peso de las instituciones encargadas de procurar salud y educación a los veracruzanos.
Esta mujer, aunque estuvo a unos pasos de la policía, no fue detenida y todo porque no había ninguna acusación sobre ella. Algunos alegaban una negociación secreta entre Peña Nieto y Duarte de Ochoa, esposo de esta mujer que hoy pide asilo político en Londres. Lo cierto es que mientras esta mujer ande en libertad, nadie quitará a los mexicanos la idea de que en México sigue reinando la impunidad.