Luego si le muestra a uno una pistola, pues menos se quiere uno detener. Es por ello que los métodos para aprehender a una persona, en este caso a una mujer, deben cambiar. La doctora no tenía mente para mostrar su credencial, ella quería ponerse a salvo porque sabía que no había cometido delito alguno.
Lamentable que los policías ministeriales ya se la llevaran, sin haber verificado su identidad. Ese es el verdadero error de ellos. Se sabe que los dos policías ministeriales tenían hasta ese momento una labor irreprochable deteniendo a delincuentes. Pero, ¿deberían ser cesados por este error que a final de cuentas no pasó a mayores? Finalmente, sirva esta experiencia para que otros ministeriales no cometan el mismo error.