La crítica no puede ser mentira si la crítica se basa en criterios y esos criterios se basan en verdades propias, adquiridas a partir de nuestro conocimiento y experiencia. Cierto, puede haber una crítica vacía, llena de subjetividades que se parece mucho a la mentira. Porque el tipo me cae mal pues por eso me parece que su auto es feo, que su esposa es fea, que sus hijos son feos y que su casa es fea. Porque el tipo ni me pela entonces todo lo hace mal.
Pero la crítica sustentada en hechos no puede ser mentira, por mucho que contradiga lo que a nosotros nos parece verdad. Finalmente, la crítica nos ayuda a corregir errores, si es que somos abiertos a la crítica y detectamos, gracias a ésta, esos errores. Es por ello que valdría la pena ejercer un poco la autocrítica, que es uno de los ejercicios más difíciles cuando se ostenta el poder.