Antonio Trujillo y Perdomo / Ora que está de rechupete la cuestión de qué lado masca la iguana, que de cuál sangrita transita por tus venas, y cómo se trabaja con los taxis y camiones de servicio urbano, el gobierno de don Miyuli podría hacerle un regrandísimo favor a millones de usuarios de este servicio concesionado a particulares. Clarines, si es que el reordenamiento fuera en serio.
No hay que olvidar que en esencia es el gobierno quien tiene la obligación de brindar transportación masiva, no necesariamente gratuita -justamente como el Metro y el Metrobús en la CDMX) pero como de plano los gobiernos no se dan abasto porque ya hay el buti de raza es que se otorga una concesión o permiso a ciudadanos para éstos con unidades privadas presten el servicio cobrando una tarifa establecida entre autoridades, concesionarios, y usuarios.
En Veracruz hasta hace unos 15 añejos los chómpiras que eran concesionarios de taxi o autobús mantenían una economía holgada y cómoda chida y coqueta, había morlacos hasta pa´mantener canal dos, es verdad que al crecer las ciudades se requerían más unidades, algunos gobernadores al final de sus administraciones a manera de regalo para algunos de sus trabajadores cércanos les obsequiaban concesiones como un tributo a sus servicios, lealtades y lambisconerías, para así asegurarles un futuro estable económicamente y se deshacían de ellos.
Todavía en el final del gobierno de Miguel Alemán Velasco las concesiones fueron entregadas, digamos con moderación y no pasó nada. El reparto se hacía con base en estudios sociales, demográficos y contables para no crear sobreoferta y saturación.
Pero en eso llegó Fidel…y se acabó la diversión. Fue a partir del primer sexenio depredador que inició en 2004 en que el transporte público sufrió una transformación de raíz. El gobierno priista del cuenqueño prácticamente liberó el transporte y fue la oportunidad para que vividores de la política, servidores públicos formales y autoridades de gobierno, líderes de chóferes, amantes machos, hembras y quimeras, periodistas, y a cualquiera que el tipo quisiera ayudar le regalaba unas placas, pa´que se ayudaran.
La entrega masiva de láminas originó que los sectores del PRI; Confederación Nacional Campesina CNC, Confederación Nacional de Organizaciones Populares CNOP y Confederación de Trabajadores de México CTM, entre otros organismos leales al PRI, se beneficiaran pues los líderes al recibir miles de concesiones las ofertaron en venta a quien quisiera poseerlas, cuando que en inicio eran pago para coordinadores de mapaches electorales . El adquiriente pagaba el moche que iba desde 50 mil a los 150 o 200 mil pesos, según tamaño del sapo era la pedrada.
Uno de los funcionarios lleno hasta los bordes de corrupción en la Dirección General de Tránsito y Transporte específicamente en Transporte Público fue Julito César Cerecedo, alias El Pocaluz, como se le conoció ente los taxistas porteños cuando él mismo fue chafirete ruletero.
Aún por encima de Directores de Tránsito y protegido absolutamente por el Vaho de Nauyaca, El Pocaluz vendía al mejor postor miles de placas diariamente y de la misma forma entregaba paquetes por miles a las organizaciones mencionadas. Silvio Lagos en CNOP, Bertha Hernández en CNC entre otros recordarán este pasaje que hoy tiene al transporte público de Veracruz en la calle de la amargura.
Por ello ahora que existe la disposición del gobierno panperredista del Miyuli de una auténtica reorganización del transporte es que aparecen anomalías difíciles de resolver y en caso de hacerlo tendrán que ser muy duras y contundentes, hasta el cuajo les va tronar a muchos.
Está del conocimiento público que hay paquetes de hasta 100 concesiones a nombre de UNA persona, cuestión que la ley lo prohíbe y ante esta anomalía pues esas concesiones y quienes las tienen van a tronar como ejotes. Flotilleros explotadores de chóferes se irán a la quiebra no sin antes hacerla de jamón con paros, con marchas, con mil argumentos para tratar de defenderse, pero ni eso les valdrá. Ya verán.
Pero ojo mucho ojo con lo siguiente (y cuéntenselo a quien más confianza le tengan): El delincuente preso Javis “N” o sea el priista gobernador Javier Duarte de Ochoa se jactó que en su sexenio él no autorizó ni un título de concesión, que él no firmó NINGUNO y al parecer fue cierto, sin embargo en su sexenio de echaron a andar miles y miles y miles de taxis y camiones urbanos de pasajeros en la Entidad, ¿por qué? Taaaanntaaannnttaannnn.
Resulta que el truco se supone fue inventado por el Pocaluz Cerecedo y secundado luego por otros de la misma especie y catadura.
Duarte manifestaba cuando la ocasión lo requería sobre el tema que su gobierno solo estaba entregando títulos de concesión que habían sido otorgados por el gobernador anterior o sea Fidel y que por eso llevaban la firma del cuenqueño pero no la de él. Cuestión que hasta donde he corroborado, es cierta.
Luego entonces quiere decir, y sería muy fácil comprobarlo al gobierno de Miyuli, que las firmas que aparecen en títulos entregados en el gobierno de Duarte son las de Fidel, la rúbrica con dos líneas paralelas horizontales, aplicados en facsímil (verificar fecha de órdenes de pago, pago de aranceles en Sefiplan y emplacamiento en DGTTE) ¡Cuando Fidel ya no era titular del Ejecutivo! ¿Cómo se denomina este delito?
Por eso con sólo órdenes de pago y orden de emplacamiento se echaron a rodar unos ciento cincuenta mil taxis y camiones, conservadoramente hablando. A quien tendrían que jalar pa´platicar un ratito sería a Julio César Cerecedo, alias el Pocaluz, para que aclare el agua del drenaje.
Comprobar cuántos TÍTULOS de concesión existen, que no es lo mismo que ÓRDENES DE PAGO ni EMPLACAMIENTOS, ¡órale batos!, éntrenle y cójanse al toro –por los cuernos- pero que sea neta la revisada y no chafa.
Y ya entrados en gastos, el Reordenamiento del servicio público de transporte debe contemplar también la derogación de un “convenio” de hace 40 años para que a concesionarios de taxis les continúen dando preferencias antidemocráticas como es el permitirles dar servicio de “COLECTIVOS” cuando que esa figura jurídicamente no existe en Veracruz. Digo, pa´ser parejos y no chipotudos y nada de que aquí la puse y no la encuentro. ¡Ái la vemos raza, toy esperando mi camión en la terminal de los Saeta!
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