Si hace usted un poco de memoria, recordará que Javier Duarte dijo que el Gobierno estatal había hecho una alianza estratégica con el grupo Corporativo Odebrecht y su filial Braskem, donde esta última invertiría tres mil 500 millones de dólares con la empresa mexicana Idesa en la instalación del complejo petroquímico Etileno XXI en el sur del estado. Lo que ahora se sospecha es que fue a recibir el dinero de los sobornos.
Y es que resulta que ahora esas palabras se le regresan como una maldición gitana a Javidú; ya que la Fiscalía de Brasil busca detener a unos 14 socios del exgobernador caído en desgracia. Entre los angelitos que podrían pasar unas vacaciones en algún penal carioca, se encuentran Harry Grapa, Érik Porres Blesa, Francisco García González y Moisés Mansur Cisneyros, supuestos prestanombres y operadores financieros de Duarte. Ya veremos si allá es más presta la justicia que en nuestro país.