Era una regla no escrita en México, que los expresidentes no hicieran política; la razón: para no opacar ni entorpecer el trabajo del nuevo “Tlatoani”. Así fue en nuestro país hasta que Carlos Salinas se puso en huelga de hambre, según, para limpiar su honorabilidad y para exigir la libertad de su hermano incómodo, Raúl. Ernesto Zedillo respeto esa regla.
Sin embargo, llegó Vicente Fox y esa regla también fue violada de manera apabullante; sus declaraciones y burdo protagonismo son bien conocidos. Ahora Felipe Calderón buscará a como dé lugar hacerle la vida pesada al dirigente del PAN, Ricardo Anaya, en represalia por haber puesto obstáculos para que su cónyuge fuera la candidata presidencial del Frente Ciudadano por México.
No cabe duda que para el expresidente Calderón, la añoranza por el poder puede convertirse en un buen motivo para querer regresar a Los Pinos.
A los ciudadanos sólo nos queda conocer bien quiénes son estos actores políticos que buscarán representarnos. Tratar de conocer sus motivos, sus antecedentes y propuestas, todo con la intención de que podamos elegir al que más nos convenza y convenga, no sólo a nuestros intereses, sino también al progreso y desarrollo de nuestro país.
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