Pues el ORFIS no logró encontrar nada que justificara esa erogación. Por supuesto los veracruzanos sabemos que en la «plenitud del pinche poder», Javier y Karime no necesitaban ninguna justificación para saquear el presupuesto. Lo que sí llama la atención es que monseñor Buganza, como secretario de Gobierno, se haya prestado a estos enjuagues, él que siempre se vistió de púrpura decente, que se daba golpes de pecho haciendo penitencia por los corruptos.
Asimismo, llama la atención que el Órgano de Fiscalización Superior de Veracruz, que dirigiera Lorenzo Portilla, se haya hecho de la vista gorda, pues esos movimientos ilícitos los tenía detectados desde mucho tiempo atrás.