Fue cinco veces diputado tanto federal como local; también fue el encargado de manejar el destino y las cuentas de la Junta de Coordinación Política con Fidel Herrera y con el malogrado Javier Duarte. Juan Nicolás Callejas Arroyo fue amado por pocos y odiado por muchos. Hoy se cierra un ciclo en el magisterio de Veracruz, se marcha el máximo representante del sindicalismo charril, y tenga por seguro que surgirá la rebatinga por el poder de la Sección 32 del SNTE.
La famosa unidad de la que siempre se ufanó Callejas Arroyo no era otra cosa más que el manejo discrecional de plazas para los familiares de los líderes del Equipo Político y los cambios de adscripción, en los mejores lugares, sólo eran para los fieles seguidores del callejismo. Callejas Arroyo, un fajador como él mismo se decía, pudo vencer la ley de los hombres, sólo que con la ley natural no pudo. Hoy muere un hombre que tuvo el puño duro y que, por eso, pudo controlar a más de 100 mil maestros, ¿habrá alguien que pueda llenar sus zapatos?