Habrá quienes en verdad sientan ese orgullo por ser mexicanos, porque quizá la vida los ha besado en la boca, ha colmado sus estómagos, ha satisfecho sus apetitos, ha llenado sus expectativas. Pero hay muchos que, a pesar de ello, todavía cuestionan esa independencia; no creen en esa libertad mendiga.
¿Cómo creer en esa libertad si unos días antes del Grito nos dimos cuenta que no somos libres de andar por las calles de cualquier ciudad sin el miedo que provoca la delincuencia? ¿Cómo creer en esa libertad si matan a nuestros hijos, a nuestras hijas, a nuestros hermanos y todavía quieren que guardemos silencio? ¿Cómo celebrar esa independencia, si la muerte de Mara Fernanda nos tiene de luto?