Cuando un joven universitario le llamó la atención para decirle que la conferencia debería ser sobre “Libertad de Expresión”, y él como auditorio no había escuchado nada sobre el tema, el conductor del extinto programa El Calabozo le dijo: «Fíjate, ya hay libertad de expresión pa’ que veas que sí hubo, güey».
Pero la culpa no la tiene Esteban Arce, sino los que lo invitaron. ¿A quién se ocurre que un sujeto como ése, con ideas oscurantistas, podría hablar de uno de los derechos humanos tan fundamentales como la Libertad de Expresión?