¡Vaya caradura! El hombre encargado de defender las leyes en este país, el encargado de defender a los ciudadanos con esas leyes ahora dice que lo de su Ferrari escondido en una dirección fantasma es simplemente un error administrativo. A ver, explique.
¿Quiere decir el procurador que cuando se dio de alta en el Repuve, Registro Público Vehicular, en el momento que él dio su dirección, los que la tomaron pusieron otra, muy convenientemente en un estado donde no se cobra tenencia y en un domicilio que ni es de él, ni lo habita nadie?
A otro perro con ese hueso. Si no hubiera salido a la luz la información sobre su Ferrari de casi cuatro millones de pesos, el procurador no se hubiera tomado la molestia de corregir ese “error administrativo”. Son este tipo de acciones y actitudes los que revelan la verdadera altura moral de un funcionario público. Otra vez, ¡y este sujeto quiere ser el Fiscal General de la Nación?
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