Después del escándalo de la Casa Blanca, donde estuvo involucrada la propia esposa del presidente, se pensó que la capacidad de asombro de los mexicanos ya estaba rebasada. Pues, ahora resulta que el modus operandi que usaron los exgobernadores para desviar recursos públicos, tiene autor intelectual y éste es nada menos que el propio Gobierno Federal.
Producto de una exhaustiva investigación, se sabe que, varias dependencias gubernamentales, para darle un visto de legalidad, primero mandaba el dinero a ocho universidades y éstas se quedaban con su comisión; posteriormente el dinero lo canalizaban a empresas empresas fantasma.
Las pruebas son contundentes e involucra a funcionarios de primer nivel, entre ellos Rosario Robles Berlanga, Alfredo del Mazo y Emilio Lozoya, entre otros. Ya veremos con qué cuento salen, o cuantos chivos expiatorios de poca monta sacrificarán para librar a los peces gordos, por cierto, muy cercanos al presidente.