Elena Córdova / La Fundación Telmex, del Magnate Carlos Slim, a través del evento México Siglo XXI, desde su creación, año con año convoca a diversas personalidades del mundo deportivo, político, social con talla mundial en la CDMX.
La intención principal es fomentar “en sus becarios el conocimiento en todos los niveles y áreas del saber humano, la colaboración interdisciplinaria y el intercambio de ideas, así como el aprendizaje a través de la experiencia de expertos de la economía, la política, los negocios, la tecnología, el arte, el deporte, la literatura, etc.”, tal y como reza el texto que se encuentra en la página oficial de la empresa.
Este año, en su edición número dieciséis, celebrada en días pasados en el auditorio nacional, estuvieron presentes figuras como Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz; Eric Schmidt, Presidente Ejecutivo en Alphabet Inc.; Nicolás Sarkozy, Ex Presidente de Francia; Pitbull (reguetonero, cuya asistencia levanto ámpula en las redes sociales) productor musical; Peyton Manning, ganador de dos Super Bowl y otros.
Malala y Sarcozy
En lo personal, destaco dos importantes participaciones, la de Malala Yousafzai y el ex presidente francés Nicolás Sarkozy. La primera figura mundial, Malala Yousafzai, hasta hoy, es la persona más joven, a sus 16 años, en ganar el premio Nobel de la Paz. Malala es de Mingora, un pequeño pueblo paquistaní donde el Talibán prohibió por un tiempo que las mujeres recibieran educación. En octubre de 2012, Malala fue atacada por los talibanes y recibió disparos en la cabeza cuando regresaba de la escuela en un autobús. Milagrosamente sobrevivió y continúa su campaña mundial. De lo más destacado que mencionó en su conferencia, la pakistaní Malala puntualiza que todas las personas pueden hacer el gran cambio. La clave –señala– es creer en sí mismo, para que puedan empoderarse, crecer, desarrollarse y con ello, cumplir sus sueños. Las niñas deben de creer en ellas y tomar acciones, juntas lograremos el gran cambio, no tengan límites, no te subestimes nunca, afirmó entre otras cosas, lo que mereció el reconocimiento unánime del público presente.
En una breve biografía, se lee que Nicolás Paul Stéphane Sarkozy de Nagy-Bocsa; nació en París en 1955. Político francés, presidente de la República entre 2007 y 2012. En mayo de 2007, Nicolás Sarkozy se convirtió en el primer presidente de la República francesa con orígenes extranjeros. Sarkozy es católico practicante y de ideología conservadora, sus biógrafos los describen como un hombre hiperactivo, ambicioso, trabajador inagotable, un verdadero workalcoholic que nunca descansa. El político francés afirmó que “El éxito no enseña nada, hay que fracasar y ahí se funde el éxito. El mundo no está hecho para los que tienen miedo. El fracaso duele y hay que aprender a perder”. Así también dijo que “Una vida sin pruebas, sin fracasos profesionales, personales y de salud, no existe. La felicidad está en los fracasos que se alcanzan a pasar”, lo cual resulto más que aleccionador e interesante para los 10 mil jóvenes ahí presentes en la sede del Auditorio Nacional.
No es coincidencia
Y como no todo en la vida es política, aunque de la política hayamos hecho más que un modelo y modo de vida, si existe un terreno profesional donde el fracaso es latente, está siempre acechando a quien se precie de ser política o político, es precisamente en la búsqueda, consecución y ejercicio del poder. En todos sus niveles. Ahí, en el contexto político, es donde se forjan los más elevados espíritus cuando la intención es obtener el poder, para poder ayudar, gestionar y apoyar a la parte más sensible de la sociedad, a los que menos tienen. Como también podemos ver a los seres más innobles, a los políticos infames que buscan el poder para especular, destruir y vengarse de quienes creen les estorban.
En ambos casos, el fracaso actúa de diferente forma. En quienes realmente buscan ayudar a los ciudadanos por medio de la política, el fracaso los anima a seguir luchando a pesar de los obstáculos y cuando llegan al poder lo usan para servir generosamente. Caso contrario, cuando llega al cargo el político que siempre vio al poder como un instrumento de venganza y satisfactor de sus apetitos personales, vemos un ejercicio autoritario del poder, un uso personal del mismos para beneficiar y concretar proyectos e intereses de grupo.
En pocas palabras, si analizamos los tres últimos gobiernos del estado, podríamos afirmar que, cualquier parecido con la actual realidad política de Veracruz, no es mera coincidencia.
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