Anota el periodista Carlos Loret de Mola en su más reciente columna, que el Gobierno Federal está por enfocar sus baterías hacia Karime Macías, esposa y operadora del exgobernador Javier Duarte. Karime era la que movía todo el entramado, era la mano que movía la cuna financiera de la banda que saqueó completamente a Veracruz.
Karime, la del «sí merezco abundancia», la hija de Tony Macías, que más que padre fue su sensei, el hombre de quien aprendió el significado de la codicia. Quizá con esta acción el Gobierno Federal pretenda lavar un poco su imagen después del paso libre que le diera para que la señora viajara a Londres a vivir como una duquesa.
Los testimonios de los cómplices de Duarte ya encarcelados la señalaban como responsable de muchos de los movimientos financieros; era público el gasto ostentoso que tenía, comprando en los mejores almacenes del país, viajando a los lugares más caros. Con todo y eso la dejaron volar como si de una blanca paloma se tratara. Ahora nos vienen con el cuento de que van por ella, pero los veracruzanos, como santo Tomás, «hasta no ver…»
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