Filiberto Vargas Rodríguez /
Prefacio.
Ricardo Ahued es un político distinto. Es, en esencia, un empresario que ha sabido incursionar en la política y se ha ganado la simpatía de la sociedad a la que ha servido. *** Como muchos otros empresarios, empezó su carrera política dirigiendo a su gremio. Ocupó diversas carteras en la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) y terminó llamando la atención de los partidos políticos. *** En el año 2004 personajes relevantes de la dirigencia estatal panista lo buscaron. Le hicieron notar que el sector empresarial tenía un lugar ganado en esa organización política y lo invitaron a representarlos en la carrera por la alcaldía de Xalapa. *** Ricardo Ahued no dijo que no, pero tampoco se comprometió. Decidió esperar y escuchar otras propuestas. Pronto la noticia le llegó al candidato priista Fidel Herrera, quien le encomendó a uno de sus “más fieles seguidores”, Reynaldo Escobar, que lo convenciera de que abrazara la causa del partido tricolor. *** Reynaldo y Ahued tienen su historia, se conocen desde hace mucho tiempo y el entonces alcalde xalapeño consiguió que el empresario de plásticos se fuera con ellos. *** Una campaña electoral no era algo que Ricardo Ahued conociera, por lo que pagó el noviciado y prácticamente dejó en manos de Reynaldo Escobar toda la operación electoral. Al final consiguieron un triunfo contundente, pero el alcalde debió cargar con todo el lastre que le acumuló su “operador”, incluida una deuda en la Comisión Municipal del Agua, que hasta la fecha –trece años después- no ha podido ser liquidada. *** Ahued “apechugó”. Una de sus primeras acciones al frente del ayuntamiento fue elevar las tarifas del agua, para poder hacer frente al compromiso financiero que había heredado. *** Pero cerró la boca y se puso a trabajar. Cumplió su período con cifras positivas y regresó a sus negocios. Más tarde fue invitado a competir por la diputación federal, otra vez por el PRI, y aceptó. Era 2009 y llegó al Congreso federal en el mismo grupo legislativo de Javier Duarte. Desde entonces empezó a marcar su distancia, en las decisiones más delicadas. Se opuso al aumento del IVA, del Impuesto Empresarial de Tasa Única (IETU) y el impuesto a depósitos en efectivo. *** En 2012 concluyó su gestión como legislador federal y regresó a su negocio, hasta donde lo fueron a buscar para que compitiera por la diputación local, también por el PRI. Aceptó y volvió a ganar. Era la recta final del gobierno de Javier Duarte y en múltiples ocasiones la postura de Ricardo Ahued fue contraria a la de su bancada. *** ¿Priista? No, más bien un político que aprovechó la plataforma que le ofrecieron. Hoy se acerca a la propuesta de Morena y lo tachan de traidor. En realidad el compromiso de Ricardo Ahued fue siempre con los xalapeños. Si él ve hoy que se puede hacer más por su pueblo desde otra trinchera, no debe dudar en hacerlo.
* * *
Se tardó, pero lo consiguió. Finalmente Miguel Ángel Yunes Linares encontró la solución al problema de la inseguridad, no sólo en Veracruz, sino en todo el país: “Denme dinero”.
¡Caray! ¡Cómo nadie lo pensó antes!
¡A ver, Meade!: Si de verdad quieres ser Presidente, dale al gobernador de Veracruz el dinero que necesite para que acabe con la inseguridad.
¿Cuánto tiempo necesita, señor gobernador?
¿Otros seis meses?
¡Pida ahora, que estamos de oferta!
Cierto. Lo siento. Me pasé.
Miguel Ángel Yunes linares no sólo pidió más dinero (“Si queremos, en efecto, resolver el problema de seguridad pública demos a la seguridad pública el carácter de prioridad no sólo en el discurso, sino también en el Presupuesto de Egresos de la Federación; destinemos más recursos a la seguridad y destinemos de manera más justa y equitativa”). También pidió que la Federación se haga responsable de “sus muertitos”: (“No es posible que hoy se demande a los estados y a los municipios una mayor actividad y una mayor responsabilidad en esa materia cuando más del 70 por ciento de los homicidios que se cometen son ejecuciones vinculadas a la delincuencia organizada”).
Esto es, que se defina en el menor tiempo posible si el crimen corresponde al fuero federal (delincuencia organizada) o al fuero común. Una vez que eso quede aclarado, las autoridades federales deben salir a la opinión pública para atribuirse lo que a ellos les toca, para que no le carguen todo el peso mediático al sufrido gobernador.
En lo que sí tiene razón, y nadie se lo podrá discutir, es en que se debe analizar el tema a profundidad y evitar las soluciones demagógicas.
Ahí, sin embargo, cometió una pifia política que le puede resultar muy cara, cuando vaya en busca de otra alianza en Veracruz. Este discurso sobre la seguridad lo pronunció Miguel Ángel Yunes en la reunión plenaria de legisladores federales del PRD. Gran parte de su mensaje lo dedicó a criticar el discurso de Andrés Manuel López Obrador (con esa táctica muy usual en él, de pegarle con la derecha a la Federación, y sobarle con la izquierda) pues según él, el Presidente de Morena ha propuesto negociar “la paz” con los líderes de la delincuencia organizada.
Lo que perdió de vista el gobernador de Veracruz es que muchos de los ahí presentes siguen vistiendo el uniforme amarillo y negro, pero su corazón es moreno. No les debe haber caído bien el trato que le dio al “Peje”.
Otro error que comete en su análisis nuestro gobernador, es que al hablar de los recursos que aplica el gobierno federal en Veracruz, en materia de seguridad, sólo cuenta las partidas que se asignan de forma directa, para que sean administradas por el Consejo Estatal de Seguridad. No contabiliza el gigantesco apoyo que recibe con la asignación de elementos de la Marina, el Ejército y la Policía federal. Esos también son recursos que aporta la Federación a Veracruz y que, si no los tuviéramos, hoy tendríamos un panorama aún peor.
En efecto, la solución a la inseguridad parte de premisas muy simples, pero que se han ido dejando a un lado. En principio, al frente de las instituciones encargadas de velar por la seguridad y la justicia, deben ser designados verdaderos profesionales, con capacitación, experiencia y probado valor. Si lo que se privilegia es el amiguismo, el compadrazgo, el aporte político, se está partiendo de una óptica equivocada.
Si con el afán de lograr el voto de los veracruzanos, se apuesta a la simulación, a la generación de falsas expectativas, a la difusión de promesas que –se sabe- no habrán de cumplir, lo que se obtiene es el desencanto social, es la percepción de los habitantes de esta entidad, de que una vez más fueron engañados.
Si a los señalamientos puntuales sobre los errores que ha cometido su administración en las tareas de procurar la seguridad y la justicia a los veracruzanos, se responde con descalificaciones y amenazas, entonces queda claro que no hay una verdadera voluntad de solucionar el problema, que eso sólo se queda en el discurso, y que desde su visión, la forma de conservar el poder (y seguir enriqueciéndose) es con la compra del voto de los pobres, con la distribución de limosnas, disfrazadas de despensas, útiles escolares o mini-becas.
¿Y la inseguridad?
Esa sólo pesa en lo mediático, y en opinión del actual gobierno estatal, los medios ya no valen nada.
Así de simple.
* * *
Epílogo.
Edel Álvarez Peña debe medir mejor sus palabras. Es el titular del Poder Judicial en Veracruz y debe tener muy claro que todo ciudadano es inocente hasta que se demuestre lo contrario. No puede, entonces, en su calidad de Magistrado Presidente, poner en duda la calidad moral del exgobernador Javier Duarte, mientras este no haya sido juzgado y condenado. Él lo sabe, se supone. No por complacer a su nuevo jefe político, se puede tomar esas libertades. Debe recordar, además, que las dos causas del fueron común que fueron impulsadas por sus jueces, en contra del exgobernador, fueron desestimadas por los juzgados federales. El Poder Judicial de Veracruz trabaja bajo consigna, eso todos lo saben, de manera que Edel Álvarez no es quién para hablar de “calidad moral”. *** Si Miguel Ángel Yunes Linares no quiere que se aliente la “percepción” de que se vive en un estado sin ley, debe explicar cómo deben entender los padres de familia que mientras sus hijos están en la escuela primaria, de pronto se escuchen detonaciones de arma de fuego y los pequeños sean conminados a desalojar el inmueble. Una ejecución, a las ocho de la mañana, en una zona de alta afluencia, generó este martes un verdadero caos en el fraccionamiento Pomona de Xalapa, pero especialmente en la escuela primaria “20 de Noviembre”. René Moctezuma Hernández, maestro de educación física de esa escuela, fue asesinado justo frente a su centro de trabajo. *** El gobernador se está tardando en criminalizar a la víctima.
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