Sabía usted que existe un monje budista japonés que lleva a cabo un ritual de nueve días durante el que deja de comer, beber o dormir, y sólo canta 100 mil sutras. «La prueba de resistencia de Kogen Kamahori, de 41 años, lo convirtió en una encarnación de Buda según las creencias de su templo», informó el diario japonés Asahi. Pues no lo va usted a creer, pero Javier Duarte lleva ya nueve días sin comer, a pura dieta Winnie Poo, agua, miel y jugo de limón.
A estas alturas ya debió bajar algunos kilos de peso, pero también ya debe estar sintiendo estragos en su organismo. Según expertos, en esta etapa el estómago de Duarte se llena de espasmos, ardor y flatulencias. Después de nueve días sin alimento puede haber daño muscular, renal y neurológico.
Pero todo eso habrá valido la pena cuando Javier Duarte logre la libertad de sus excolaboradores, cuando salgan de Pacho Viejo Arturo, Gina, Paco y Mauricio. Pero aún, si no logra la libertad de sus secuaces, Duarte estará cada día más cerca de convertirse en la encarnación de Buda, eso sí, con unos kilitos menos que, por supuesto, una vez que regrese a su dieta normal, recuperará de inmediato.
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