En 2005, varios presos del centro penitenciario de Guantánamo iniciaron una huelga de hambre; lo anterior con el propósito de obtener un juicio justo y que las condiciones en la prisión se ajustaran a la Convención de Ginebra. El viernes 3 de marzo de 1995, cuando era presidente Ernesto Zedillo, el exmandatario Carlos Salinas se puso en huelga de hambre para presionar al gobierno de su antecesor con la firme intención de que se le eximiera de toda culpabilidad por la muerte de Luis Donaldo Colosio.
En estos dos casos, la huelga de hambre no sirvió para nada, Carlos Salinas fue exiliado en Irlanda y los presos de Guantánamo fueron alimentados a la fuerza por el gobierno norteamericano. Le podemos asegurar que la charada del exgobernador Javier Duarte pasará sin pena ni gloria.
Su petición de eliminar la “cacería de brujas” contra sus excolaboradores continuará, y no por que en los hechos lo sea, sino porque el pueblo veracruzano pide y exige justicia contra estos sátrapas que se robaron los recursos que eran para el rubro de salud y de educación. Así que, esa vacilada de huelga de hambre, sólo servirá para que el obeso exgobernador baje la lonja, y eso si no le pasan por abajo del agua esas tortas de Córdoba que tanto le encantan.
Comentarios